Uno está acusado de violar a una chica de 22 años en su departamento de San Telmo. Se llama Rodrigo Eguillor (24) y su descargo vía instagram despertó la indignación en las redes sociales.
El otro es un actor de trayectoria y está acusado de violar a una compañera de elenco en 2009, cuando ella tenia 16 años y él 45. Juan Darthés también aseguró que no es culpable y que fue ella, Thelma Fardín, quién quiso seducirlo.
Elvecia Trigo, psicóloga especialista en prevención en medios de comunicación, analizó sus perfiles y encontró los puntos de coincidencia entre ambos.
"Rodrigo Eguillor y Juán Darthés no son tan diferentes como parecen a primera vista. Son similares. Actúan parecido. Sus estrategias son parecidas. Varias características de su personalidad se condicen con el perfil del perverso. Son seres que buscan el control y la manipulación del otro, para llevarlo a la destrucción humillándolo, generándole culpa, con sometimiento y violencia", dijo a Minuto Uno.
"Cuando Eguillor y Darthés se ven en problemas, ambos buscan defenderse de la misma manera: con humillaciones y poniendo la culpa en la víctima. Lo tratan de lograr a través del odio, que siempre está presente en su inconsciente, pero habitualmente está enmascarado. El odio aparece en el momento en que la mujer intenta recuperar la libertad, ya sea en el balcón de Eguillor, o luego de la denuncia de Thelma, o cuando ambos perdieron el control absoluto de la situación por la presión de los medios. En Eguillor es explosivo. Los insultos en Instagram de este joven hacia la mujer (su denunciante o cualquier otra) son contundentes e irreproducibles. Ni siquiera tienen sentido. Son la explosión de odio por haber perdido, por no poder someter y manipular", agrega la profesional.
Y agrega: En Darthés su odio se evidencia al presentar a quien es la denunciante como victimaria. Ocurre cuando dice "ella fue la que se me insinuó y yo fui el que la sacó de la habitación". Ese es el recurso y la habilidad del perverso: dar vuelta la situación para que el que es culpable termine siendo inocente, e incluso el héroe. Eguillor también cae en este recurso, aunque más torpemente, cuando dice que la mujer en el balcón no estaba escapando, sino que ella se quería suicidar, y él la salvó", explica la psicóloga.