Así lo asegura los especialistas del Centro de Estudios Especializado en Trastornos de Ansiedad (CEETA) en un informe reciente. "Solo basta con prender la televisión y ver las variaciones del dólar, recibir una factura de servicios o ir al supermercado y ver el aumento de las cosas y sentir que el dinero no alcanza para que aquellas personas con tendencia a sufrir trastornos de ansiedad vean agudizado su cuadro", afirma la directora de CEETA, Gabriela Martínez Castro.
Estos momentos de gran incertidumbre económica que vivimos como sociedad tienen otras consecuencias para la calidad de vida: terminan desatando una suerte de terremoto psicológico en las personas. La ansiedad se hace presente porque siempre está relacionada con los miedos y las preocupaciones.
Según la Lic. Martínez Castro, "las personas que tenían algún trastorno de ansiedad y lo conocían, en este momento, ven que se exacerba y empeora. Y esto es así porque para sufrir un trastorno de ansiedad hacen falta tres factores: el genético, la predisposición de la persona y el estrés o estresor".
En relación al tercer factor, el complejo escenario económico podría funcionar ahora como detonante para muchas personas con esta predisposición. El término técnico para este tipo de estímulos es "estresor desencadenante" y pueden generar un abanico de reacciones. Cabe mencionar, por ejemplo, que los trastornos de ansiedad incluyen a los ya conocidos ataques de pánico, al trastorno de ansiedad generalizada e incluso la fobia social.
"La ansiedad es una emoción relativa al futuro y no está mal tenerla. Tiene que ver con la respuesta a amenazas que podrían ser incontrolables. Pero cuando la ansiedad se va de nuestro control y nos produce síntomas como irritabilidad, trastornos en el sueño o en la alimentación, cansancio desmedido, dolores de estómago, etc, ahi es momento de consultar a un profesional e iniciar un tratamiento", continúa Martínez Castro.
"En este momento, estamos recibiendo muchísima gente con este tipo de trastornos, derivados por médicos, por iniciativa propia o por indicaciones de las guardias médicas a las que van por cuadro de ansiedad extrema que puede ser un ataque de pánico", asegura Martínez Castro y especifica además que en los últimos tres meses, la ola de consultas ha aumentado. Y todos estos síntomas individuales pueden repercutir en los vínculos.
La sobre información genera una gran angustia en la población derivada de la incertidumbre que el rumbo económico del país denota y que afecta a sus habitantes en todos los ámbitos de su vida.
Es sanador refugiarse en los propios vínculos, puesto que estos son los momentos indicados para apoyarse en los afectos primordiales y cuidarlos, y sumar fuerzas que generen una sinergia para enfrentar la crisis y así poder repartir el peso de la realidad.
Para que exista un pensamiento ansioso se tienen que presentar tres factores. El primero tiene que ver con algo negativo, algo perjudicial para mí. El segundo es que eso malo va a ocurrir en un futuro cercano. Y por último, el tercer factor tiene que ver con los recursos para enfrentar "eso" que supuestamente va a pasar. En un pensamiento ansioso yo voy a pensar que mis recursos, que habitualmente me funcionan, no me van a servir. Cómo si todo lo que te cuento fuera poco, cada uno de estos tres factores se presentan como certezas absolutas. Poder detectarlos y partir de esto, cuestionar esas certezas, también va a disminuir la angustia.
Diferenciar lo real de los pensamientos. Muchas veces frente a estas situaciones nos inundan los pensamientos catastróficos y la angustia aparece porque los tomamos como si fueran la realidad.
Según su experiencia en casos de esta índole, la Lic. Martínez Castro recomienda que las personas que sufren este problema, antes que todo, no deben perder la calma e intentar afrontar la situación de la manera más realista posible, entendiendo que una crisis económica no es para siempre ni terminal y que vendrán tiempos mejores.
También se debe trabajar sobre los pensamientos negativos, que pueden dar lugar a un trastorno de ansiedad.
La idea es que, a pesar de la crisis, podamos recuperar la calidad de vida que antes se tenía.