En California, Estados Unidos, se viven momentos dramáticos desde el pasado 27 de julio cuando se originó un incendio forestal que arrasó hasta el momento casi 115.000 hectáreas.
Las llamas no cesan y el viento hace que el fuego se reavive. En este sentido, los bomberos esperan la ayuda del viento para extinguir el incendio; encima, la ausencia de humedad complica aún más la situación.
"Trágicamente, toda esta zona está realmente seca y es muy difícil extinguir las llamas", explicó el capitán Thanh Nguyen a medios de comunicación locales. Y agregó: "Estamos a merced del viento".
Las llamas destrozaron 143 edificios y podría arrasar otras 9.300 estructuras. Se encuentran trabajando un total de 432 camiones de bomberos, 15 helicópteros y cerca de 4.000 efectivos. Mientras que miles de personas fueron evacuadas.