El Tribunal N° 9 de Lomas de Zamora condenó a Daniel Lagostena por el femicidio de su pareja embarazada, Érica Soriano, vista con vida por última vez en agosto de 2010 en el partido bonaerense de Lanús y cuyo cadáver jamás fue encontrado.
La Justicia dará a conocer la sentencia el próximo viernes 13 de julio -el monto de la pena y la calificación legal-.
En la elevación a juicio de la causa, se dio por acreditado que el 20 de agosto de 2010 Lagostena y Érica, tras visitar a un ginecólogo en Capital Federal, se dirigieron a su domicilio en Lanús, donde ya se encontraba una persona no identificada hasta ahora que utilizó el teléfono de línea para llamar a una pizzería a las 22.01.
En base al estudio de otros llamados, se estableció que a las 22.13 Érica habló con una amiga, quien luego declaró que se dio cuenta que en el viaje iba manteniendo una pelea con Lagostena.
Según la investigación, cerca de la medianoche, el imputado comenzó a intercambiar mensajes con su sobrino Brian Poublán (25), hijo de su hermana, con quien hasta entonces no tenía un trato cotidiano ni habitual.
Alrededor de las 5 del día siguiente, un teléfono celular a nombre de la madre del joven registró llamadas salientes en el centro porteño y la Costanera Norte, y luego se activó en Lanús, cerca de su casa.
La intensidad de las llamadas (seis entre las 5.05 y 5.53) despertaron la atención de los investigadores porque no era habitual el uso horario ni el patrón de comunicación y lo que se cree es que se dieron en el lapso durante el cual se hizo desaparecer el cuerpo de Érica.
Si bien Lagostena dijo que solamente tenía un celular a nombre suyo, luego se comprobó que contaba con cuatro teléfonos móviles activos.
Otro dato valorado por los pesquisas fue que cuando la familia de la víctima concurrió a su casa con la Policía para saber sobre ella, encontró allí la ropa con la que Lagostena dijo que ella había salido hacia lo de su madre tras mantener una discusión con él, su cartera con todas sus pertenencias -excepto el celular-, y el ácido fólico que tomaba por su embarazo.
También se encontró una mancha de sangre debajo de una mesita ratona que fue detectada con el reactivo Luminol, pero como había sido lavada sólo se pudo determinar que era de mujer.