Más de 36 millones de colombianos podrán mañana domingo elegir en las urnas al próximo presidente del país en un ballotage marcado por una polarización extrema entre el delfín del exmandatario Álvaro Uribe, Iván Duque, y el embanderado de la izquierda, Gustavo Petro.
Según un promedio de los últimos sondeos publicados, Duque, un joven senador y e economista del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sin experiencia de gestión pública, ganaría la segunda vuelta con un 51% de los votos.
Petro, un guerrillero que se desmovilizó en un acuerdo de paz en 1989 y que fue alcalde de Bogotá y senador nacional, quedaría lejos, según el promedio de encuestas, con un 37% de los votos.
La gran sorpresa de la jornada la podría dar el voto en blanco, que en Colombia es considerado un voto válido porque uno tiene que tildar esa opción de manera explícita en la boleta.
El viernes, el candidato que quedó tercero en la primera vuelta con un 23% de los votos y tuvo la posibilidad de convertirse en el gran árbitro del ballotage ratificó que no apoyará a ninguno de las opciones electorales en las urnas y que votará en blanco.
"El voto en blanco permitirá mantener una independencia, respetuosa y constructiva, frente al gobierno que venga. Será fundamental para reconciliar a Colombia en el largo plazo, aún si, por un momento en la campaña, suscita algún insulto", argumentó Fajardo en una carta difundida en las redes sociales.
Ante la posibilidad de que los votantes de Fajardo sigan su ejemplo, Duque y Petro hicieron campaña día y noche en las últimas semanas pasadas para conseguir convencerlos y achicar el número de votos en blancos mañana domingo.
A lo largo de este último tramo de la campaña presidencial, Duque y la fuerza uribista Centro Democrático sumaron el apoyo de los principales partidos tradicionales de Colombia, el Conservador y el Liberal, y además la adhesión de Cambio Radical, la fuerza que sacó un 7,3% de los votos en la primera vuelta.
Esta coalición de centro-derecha y derecha que se formó alrededor del candidato uribista es la misma que acompañó al presidente saliente Juan Manuel Santos durante los últimos años.
Por su parte, Petro sumó a las dos principales fuerzas políticas que apoyaron en primera vuelta a Fajardo, el Polo Democrático Alternativo - algunos reconocidos legisladores se negaron a sumar su adhesión y llamaron a votar en blanco- y el Partido Verde. Este último dio libertad a sus militantes a elegir entre Petro y votar en blanco, pero su cúpula hizo campaña por todo el país junto al candidato de izquierda.
En la última semana, Petro también recibió el apoyo de Ingrid Betancourt, quien estuvo secuestrada por la ahora ex guerrilla FARC durante seis años, entre 2002 y 2008.
Su apoyo tuvo un gran peso simbólico ya que, tras la primera vuelta, la elección presidencial en Colombia quedó cristalizada entre Duqu, un candidato apoyado por el partido más fervientemente opositor al acuerdo de paz firmado con las FARC en 2016, y Petro, un dirigente que sumó apoyo en estas semanas gracias a su promesa de defender ese mismo acuerdo.