El Vaticano criticó duramente al sistema financiero mundial y pidió que se establezcan controles debido a que el mercado "es incapaz de regularse a sí mismo". Además. advirtió sobre la "especulación" que hacen los fondos de inversión sobre los títulos de deuda pública en el mundo.
"La experiencia de las últimas décadas ha demostrado con evidencia, por un lado, lo ingenua que es la confianza en una autosuficiencia distributiva de los mercados, independiente de toda ética", criticó la Santa Sede a través del documento "Oeconomicae et pecuniariae quaestiones" ("Consideraciones para un discernimiento ético sobre algunos aspectos del actual sistema económico y financiero").
En el escrito de 34 puntos, la Santa Sede hizo hincapié en "la impelente necesidad de una adecuada regulación, que conjugue al mismo tiempo libertad y tutela de todos los sujetos que en ella operan en régimen de una sana y correcta interacción, especialmente de los más vulnerables. Ese potente propulsor de la economía que son los mercados es incapaz de regularse por sí mismo".
"De hecho, estos no son capaces de generar los fundamentos que les permitan funcionar regularmente (cohesión social, honestidad, confianza, seguridad, leyes...), ni de corregir los efectos externos negativos (diseconomy) para la sociedad humana (desigualdades, asimetrías, degradación ambiental, inseguridad social, fraude...)", planteó.
En este sentido, destacó que algunos de los métodos usados por los mercados "constituyen casos de inmoralidad próxima". "Los poderes políticos y económico-financieros deben siempre mantenerse distintos y autónomos y al mismo tiempo orientarse a la realización de un bien que es común y no reservado a pocos sujetos privilegiados", reclamó el escrito.
En tanto, el Vaticano repudió a los fondos de inversión que "intentan obtener beneficios mediante una especulación encaminada a provocar disminuciones artificiales de los precios de los títulos de la deuda pública (...) sin preocuparse de afectar negativamente o agravar la situación económica de países enteros, poniendo en peligro no sólo los proyectos públicos de saneamiento económico sino la misma estabilidad económica de millones de familias".
Respecto a las sedes offshore, la Santa Sede advirtió que "se han convertido en lugares de lavado de dinero 'sucio', es decir, fruto de ganancias ilícitas (robo, fraude, corrupción, asociación criminal, mafia, botín de guerra...)", y propuso la aplicación de "un impuesto mínimo sobre las transacciones offshore para resolver gran parte del problema del hambre en el mundo".
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