En este verano, las playas argentinas estuvieron marcadas por lo clásico pero también por lo novedoso; hubo opciones para personas de todas las edades. A los tradicionales juegos se sumaron curiosidades y nuevas atracciones.
La pelota, en cualquiera de sus tamaños, estuvo presente. Los chicos y no tanto corriendo atrás de una redonda bajo los rayos del sol, ya sea por un picadito, un partido de paddle o un rugby improvisado, es un clásico del verano argentino. Otro juego tradicional que dijo "presente" fue el tejo; los torneos, que suelen hacerse en familia y generan pica, fueron parte del entretenimiento cerca de la orilla.
Además, estuvieron las actividades que ofrecieron los balnearios como el ping pong y el metegol.
Pero también tuvieron espacio las nuevas atracciones, aquellas que llevaron a los curiosos a acercarse y animarse a probar.
Una de esas curiosidades fue el Strike 360, que se trata de un dos contra dos, que es a 11, 15 o 21 puntos; la idea es hacer rebotar una pequeña pelota naranja en una red elástica que está sostenida por una estructura de plástico. Un dato: no hay límites, por lo que se puede jugar donde sea, sin necesidad de marcar líneas para hacer una cancha improvisada.
Por su parte, la tecnología no podía faltar. Aunque sea en un lugar como en la playa, donde el tiempo se lo lleva la actividad física, siempre hay un hueco para los torneos de PlayStation, un refugio para aquellos a los que les cuesta olvidarse del joystick y la pantalla. Y el wifi gratuito para aprovechar las ventajas de los celulares no son moneda negociable, por lo que todo balneario lo ofrece como servicio.
Por último, cabe destacar las ofertas gastronómicas que ofrecen los paradores. A la hora de la bebida, hay desde tragos de autor hasta opciones más convencionales como porrones de cerveza. Mientras que la comida puede ser saludable -para aquellos que no le dan descanso a la dieta e incluso van al gimnasio en plenas vacaciones- y no tanto: hamburguesas y pizzas de todos los colores.