El combate entre Louis Adolphe y Nathan Mcintosh generaba mucha expectativa entre los fanáticos del boxeo británico, pero una lamentable y triste reacción del primer boxeador mencionado empañó la velada en el mítico estadio de Wembley.
Cuando el árbitro separó a los púgiles durante el primer round, Adolphe le propinó un artero derechazo a Mcintosh, quien se encontraba distraído recibiendo las advertencias del juez de turno.
Sin importarle que su golpe fue a traición, Adolphe salió corriendo a festejar su aparente triunfo, pero el réferi tenía otros planes: no le contó a Mcintosh y decretó "ilegal" al golpe cobarde de Adolphe.
Enojado por el fallo arbitral, Adolphe se retiró del cuadrilátero a los insultos limpios contra los espectadores, que lo abuchearon desde el primer momento por su reprochable acción.