Corea del Norte probó hoy su bomba nuclear más potente hasta la fecha, un artefacto termonuclear que según el gobierno comunista puede instalarse en un misil intercontinental, lo que, de confirmarse, supondría un importante y peligroso adelanto en sus capacidades militares.
La prueba nuclear desató, otra vez, un repudio internacional unánime, una ola de amenazas del gobierno estadounidense de Donald Trump y aceleró la convocatoria de una nueva reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York, que se concretará en la mañana del lunes.
El sexto ensayo nuclear norcoreano y el segundo supuestamente llevado a cabo con un artefacto termonuclear, en este caso fue una bomba de hidrógeno con la cual Kim Jong-Un se había mostrado ayer junto a científicos.
El nuevo ensayo nuclear tuvo lugar hoy en torno a las 12.30 hora surcoreana (pasada la medianoche del sábado en Argentina) y se sintió como un fuerte terremoto de 5.8 en la escala de Richter.
Horas después, los institutos sismológicos de Seúl, Tokio y Beijíng detectaron el movimiento, que calificaron como aparentemente artificial ya que su origen no era muy profundo y el hipocentro se encontraba en la misma provincia norcoreana desde donde el país comunista hizo sus últimas pruebas nucleares.