La autopsia realizada al ciudadano afroamericano George Floyd, asesinado por un policía en Minneapolis, Estados Unidos, reveló que estaba contagiado de coronavirus.
En concreto, según un informe de la autopsia difundido este miércoles, a Floyd se le realizó una prueba diagnóstica de la COVID-19 postmortem, que resultó positiva.
El médico forense jefe, el doctor Andrew Baker, explicó que la prueba, una PCR, puede mostrar un resultado positivo "durante semanas después del inicio y la resolución de la enfermedad clínica".
Por ello, "el resultado de la autopsia probablemente refleje positividad asintomática pero persistente por PCR en una infección previa", agregó, tal y como había informado la cadena de televisión CNN. Esto quiere decir, destacó, que el virus no jugó ningún papel en su muerte y que es poco probable que haya sido contagioso.
La autopsia realizada por el condado de Hennepin también reveló que la muerte de Floyd fue un "homicidio", como consecuencia de "la sumisión, la restricción y la compresión del cuello" que sufrió la víctima cuando estaba siendo inmovilizada por el agente Derek Chauvin. Según el examen, Floyd murió como consecuencia de "una parada cardiopulmonar cuando estaba siendo detenido por los agentes de la ley".
Las autoridades forenses, que en un primer momento descartaron que la muerte se hubiera producido por asfixia, publicaron este informe horas después de que la familia de Floyd hiciera público el resultado de una autopsia independiente, que sí secundaba esta teoría.
Miles de personas se han manifestado en Estados Unidos tras la muerte el pasado 25 de mayo de Floyd. El agente Chauvin, de raza blanca, ya está detenido e imputado por homicidio en segundo grado. Además, los otros tres policías implicados en su arresto han sido imputados.
Estados Unidos es el país más golpeado del mundo por la pandemia del coronavirus. Hasta el momento, ha confirmado más de 1,8 millones de positivos, mientras que las muertes superan las 107.000.