A corazón abierto: La Bomba Tucumana reveló detalles de su dura infancia

La cantante contó detalles muy crudos de su infancia y su familia y emocionó a todos. 

Bomba Tucumana
Bomba Tucumana

Es un ícono de la música popular y ahora triunfa en Showmatch, pero nada fue fácil en la vida de Gladys Jiménez , más conocida por la Bomba Tucumana.

En una charla donde reveló sus secretos más íntimos, la Bomba contó: "Mi mamá tuvo cáncer de útero y ahora tiene demencia senil. Eso me tiene muy mal, porque ella es mi vida, mi amor, mi nena, mi todo. No tengo papá y para mí, nunca lo tuve. Soy la menor de seis hermanos y llevo su apellido, pero no tuve papá. Trabajaba en la policía y era golpeador. Tengo muy feos recuerdos de él".

Con la voz quebrada, la Bomba detalló algunas situaciones que vivió de pequeña. "Nos golpeaba con un látigo trenzado o con la hebilla de bronce de un cinto. Murió a los 42 años en un enfrentamiento con la subversión en Tucumán, en 1975. Pero ya hacía tiempo que no lo veía. Mi mamá se escapó de mi casa y hubo un tiempo en el que creía que no teníamos mamá y andábamos por la calle. Fue una infancia muy fea la que tuve".

Como si necesitara sacar de adentro tanto dolor contenido, Gladys agrega que "Mi papá se llamaba Ramón Valentín Jiménez y traía a casa cada día una mujer distinta. Cuando lo veíamos llegar cerrábamos todo y nos quedábamos quietitos, con pánico. Yo tenía tres años y recuerdo que me ponía de rodillas en el maíz como castigo, pero no sé castigo de qué".

"Mi papá le pegaba mucho. La veíamos tirada toda ensangrentada en el piso del bañito de madera. Golpeábamos la puerta para entrar a ayudarla y ella no nos abría porque estaba desmayada. Los vecinos venían a ayudarnos y ella pasó muchos años así, hasta que una noche no aguantó más y se fue", continuó relatando.

Tiempo después, Gladys y sus hermanos recuperaron a su mamá y comenzaron una nueva vida. "Ella buscó un trabajo, alquiló un cuarto y un día llegó con bolsos llenos de ropa, nos bañó, nos despiojó, nos vistió y nos llevó. Me acuerdo que era un día frío de invierno. Mi mamá me puso unas botitas con pielcita, un traje color bordó con rombos y un saquito. Nunca más volví a ver a mi padre, hasta que fuimos a su velorio y lo vi en el ataúd muchísimos años después. Fuimos al velorio porque éramos sus hijos".