El 7 de marzo el Crucero Zaandam de la línea American salió de Buenos Aires, una semana antes de que el presidente Alberto Fernández anunciara la cuarentena. Miles de pasajeros viajaron a Montevideo, pasaron por Malvinas con destino a Chile pero todo comenzó a complicarse.
El plan era estar a bordo del crucero por dos semanas, llegar al puerto de Santiago y regresar a la Argentina. Pero el coronavirus modificó todo. En total son 10 argentinos y una uruguaya, esposa de uno de ellos, que todavía no pueden volver al país pese a que tuvieron la posibilidad de ser repatriados.
Alejando Moreiras, uno de los pasajeros, cuenta que no pudieron llegar a ningún puerto de Chile, salvo para proveerse de alimentos para estar en altamar hasta que pudieran ser recibidos en algún puerto. Al principio la cuarentena fue unicamente para el barco, es decir que no podía llegar a tierra, pero luego se extendió para toda la tripulación.
El exceso de personas en la enfermería y la confirmación de cuatro muertes por COVID-19 dentro del crucero modificaron el accionar de las autoridades del barco. A partir de allí comenzó el calvario. Alejandro cuenta que estuvo más de 14 días encerrado en un camarote sin salida a la superficie, de escasa dimensión y sin luz esperando noticias. Mientras el barco navegaba con destino a las costas de Estados Unidos
La información trascendía pero no se concretaba, en el medio todos los ciudadanos latinos tuvieron que dejar el crucero para recalar en otro barco. El desembarco fue en el Canal de Panamá. Desde allí se movilizaron a la costa de Florida, en Estados Unidos para esperar una solución.
Cuando todo parecía solucionarse, la Cancillería de Uruguay confirmó que luego de un acuerdo con su par argentina podían llegar todos al país. El vuelo sería vía México, pero fue modificado para llegar a Brasil, luego aterrizar en Montevideo y allí si volver a Buenos Aires.
Pero nuevamente todo volvió a complicarse para los argentinos. Alejandro cuenta que los sacaron del barco a todos los pasajeros argentinos y uruguayos y que a la hora de abordar el vuelo vieron como todos sus pares subían al avión, dispuesto por la empresa de cruceros, y retornaban a sus países mientras ellos se despedían en medio de la incertidumbre . "El gobierno argentino no dejó que volvamos entonces no pudimos llegar a Uruguay", cuenta el pasajero.
En Miami no pudieron volver a subir al barco, tuvieron que realizar una tratativas para poder permanecer en el crucero, donde están hasta el día de hoy. Alejandro y los otros diez pasajeros permanecen todavía en Estados Unidos sin respuesta de cuándo será el día de regreso.
"Ni siquiera tenían que repatriarnos, no tenían que incurrir en gastos extras, estuvimos en cuarentena y el gobierno nos dio la espalda y nos dijo que no podíamos entrar", dice resignado y con enojo Alejando.
Pero volvió a empeorarse la situación este jueves. El gobierno americano pidió que retiren la embarcación y Moreiras y compañía están a la deriva en el Océano. No pueden salir de los camarotes, no pueden circular en el barco y siguen esperando que llegue una noticia o al menos una información sobre qué sucederá con ellos.
El mensaje final de Alejando es claro: "No sabemos cuándo vamos a volver, no sabemos cuánto tiempo el barco nos va a aguantar acá, no tenemos noticias de nada", dice y repite enojado: "A pesar de que la empresa nos facilitó todo para volver a nuestro país el gobierno argentino nos dijo que no, que no podíamos entrar".
