El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó este viernes que sin el trabajo de su ministro de Justicia, Sergio Moro, como juez de la Operación Lava Jato, no hubiera ganado las elecciones del año pasado. Es que el juez fue el que en su momento al exmandatario brasileño Lula da Silva a la cárcel.
"Moro estaba cumpliendo con su misión. Si esa misión que él tenía no hubiera sido bien cumplida, yo tampoco estaría aquí; entonces en parte de lo que ocurre en la política de Brasil se lo debemos a Sergio Moro", dijo Bolsonaro en un acto oficial.
Moro es el principal golpeado con la decisión del Supremo Tribunal Federal de retornar la jurisprudencia al texto de la Constitución y permitir que un condenado mantenga la libertad hasta que no se agoten las instancias judiciales.
Tras las elecciones de octubre del año pasado, Moro dejó el cargo de juez para saltar a la política, aliado a la extrema derecha, luego de haber sido el encargado de condenar a Lula.
Lula fue detenido el 7 de abril de 2018 cuando era candidato a presidente, aspiración que fue impugnada por la Justicia Electoral en virtud de su sentencia por corrupción a 8 años y 10 meses de prisión.
Poco antes, dos hijos del Presidente reaccionaron con indignación en las redes sociales frente al fallo de la Corte que permite indirectamente la liberación de Lula.
"Sueltan a los bandidos y desarman al ciudadano. Pobres brasileños", escribió Eduardo Bolsonaro, titular de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, en Twitter, para repudiar la decisión del Supremo Tribunal Federal.
El tercer hijo del mandatario agregó que Brasil "llegó al fondo del pozo idolatrando delincuentes, algo que contaminó todos los poderes de la República".
Su hermano mayor, Carlos Bolsonaro, concejal de Río de Janeiro y quien escribe las redes sociales del presidente, escribió en Twitter: "Miles de presos serán soltados y atormentarán a todos más allá de la elección política, generará reflejos sociales y económicos serios internos y externos para quien está ahora y para quien puede venir".
El fallo de la Corte restituye el entendimiento de la Constitución de que ningún condenado puede ir preso si no se agotan todos los recursos, algo que se había cambiado en 2016 al calor de la Operación Lava Jato y la ola anticorrupción que había ganado el país.