La empresa argentina Satellogic lanzó este jueves, poco después de esta medianoche y desde China, el "Milanesat", su sexto nanosatélite que, equipado con tres cámaras y potentes lentes, orbitará la Tierra como parte de una flota creciente de pequeñas naves creadas para capturar imágenes de todo el mundo y ofrecer servicios comerciales de análisis de datos.
Con un peso de poco menos de 40 kilos y apenas 80 centímetros de alto, el nuevo nanosatélite despegó a las 0.15 hora argentina desde la plataforma de lanzamientos espaciales de Jiuquan, en el centro norte del gigante asiático.
"Hay nervios y expectativas porque pusimos mucho laburo en este proyecto, como en los anteriores. Los cohetes son bichos difíciles, con mucha potencia que se despliega en muy poco tiempo, lo que hace que se parezca mucho a montarte arriba de una bomba", sostuvo el CEO de Satellogic, Emiliano Kargieman, en diálogo con Télam.
El "Milanesat" partió al espacio a bordo de un Long March, un cohete chino con capacidad de llevar varias toneladas y que tendrá como carga principal otro satélite más grande, además de "otros tres o cuatros más", explicó Kargieman, y confió: "Hasta que no vemos los primeros diagnósticos y que está funcionando, siempre hay un poco de nervios".
Una vez en órbita, la pequeña nave diseñada para tener una vida útil de tres años se ubicó a una altura de 500 kilómetros de la Tierra, desde donde tardará 93 minutos en dar la vuelta al mundo, y conformará junto con "Fresco" y "Batata" (de diseño similar, lanzados en mayo de 2016) la "Constelación Aleph", que ya le permite a la empresa comenzar a prestar servicios.
"Usamos los satélites para capturar imágenes de todo el mundo y transformar esas imágenes en información para evaluar cosas que están pasando, desde la parte micro de la agricultura -para ver como se desarrollan los cultivos, saber si hay una sequía, cómo esta el rinde de un campo o para tener más información sobre el manejo de agua- hasta lo macro, para poder ver todos los cultivos del mundo y, por ejemplo, que está pasando con el trigo o la soja", explicó Kargieman.
"También para monitorear oleoductos, como en el caso de empresas de gas que tienen que controlar activos en áreas muy grandes, algo que es muy caro de hacer usando helicópteros o aviones", así como para empresas de infraestructura o pesca, entre otras, ejemplificó.
En líneas generales, "lo que nos interesa es cuantificar procesos de lo que pasa en la Tierra desde el espacio, para que nuestros clientes puedan tomar decisiones", precisó el CEO, y dijo que "cada satélite forma parte de nuestra propia infraestructura de servicios, no es que cada uno está asignado a un cliente específico".
"Milanesat" lleva a bordo tres cámaras que en términos de megapíxeles no son tan distintas a las de un móvil de alta gama, ya que están en el rango de los 25 a 30 megapixeles. Pero "la diferencia principal es el lente: tienen un telescopio" que le permiten ver desde sus 500 kilómetros de altura objetos de un metro de tamaño.
El nanosatélite está equipado además con computadoras para procesar la información que sale de esas cámaras, sistema de propulsión, otras cámaras que miran a las estrellas para permitirle al satélite orientarse, magnetómetro, ruedas de inercia, antenas y "todo lo que corresponde a lo que en la juerga se dice BUS del satélite, lo que hace que funcione", precisó el empresario.
Con el lanzamiento de "Milanesat", cuyo nombre fue elegido a través de una campaña abierta al público, la empresa nacida en Argentina sumó su sexto nanosatélite, ya que además de "Fresco" y "Batata", desde 2013 puso en órbita a "Capitán Beto", "Manolito" y "Tita", estos tres a modo de prototipo.