Este lunes se desató un escándalo en el Vaticano al conocerse que el comandante de la Gendarmería Vaticana, Domenico Giani, tuvo que renunciar ya que es investigado por filtrar a la prensa información sobre cinco funcionarios de la Santa Sede sospechosos de fraude.
Conocido como el "ángel guardián" del Papa Francisco, Giani no tiene "ninguna responsabilidad personal en el desarrollo de los acontecimientos", según aseguraron en un comunicado, aunque el pontífice forzó su renuncia.
A inicios de octubre, medios italianos reprodujeron una orden vaticana que prohibía la entrada a Tommaso Di Ruzza, Mauro Carlino, Vincenzo Mauriello, Fabrizio Tirabassi, y Caterina Sansone, quienes se encuentran bajo investigación de la Justicia.
En declaraciones posteriores a la prensa oficial del Vaticano, Giani expresó un mea culpa por la filtración del documento de Gendarmería y planteó que la circular "ciertamente ha pisoteado la dignidad de estas personas".
El escrache realizado por Giani, que hacía 20 años que trabajaba en el Vaticano, convirtió a los sospechosos en acusados para la prensa y la opinión pública. La gravedad del hecho, en palabras del Papa Francisco, "es comparable a un pecado mortal", ya que haber hecho público el documento puso en tela de juicio la inocencia de las cinco personas.