Uber no pudo tomar Japón por asalto. La típica escena de taxistas que protestan contra la aplicación de alquiler de vehículos con chofer no se dio en el país del sol naciente por una simple razón: el servicio de taxis nipón es tan bueno que no hay competencia posible.
Según un reporte de Vice, los taxistas no le temen a Uber por el riesgo que representa su modelo de negocios. En cambio, sus miedos pasan porque sus choferes bajen el alto estándar que históricamente maneja el sector, en un país marcado por el valor de las tradiciones.
A diferencia de lo que ocurre en muchos otros países del mundo, donde un taxista hasta puede estar fumando dentro de la unidad, en Japón tomarse un taxi es una experiencia que hay que vivir. Al subir a la unidad, el chofer saluda, consulta qué ruta prefiere el pasajero y si en un descuido su cliente olvidó algo dentro del vehículo, no hay dudas de que el conductor hará hasta lo imposible por devolvérselo.
La indumentaria del conductor es otro factor a destacar. La etiqueta dicta un estricto traje. El auto, por otra parte, debe estar impecable tanto por dentro como por fuera.
Además, casi todos los taxistas manejan al menos un idioma extranjero, en general inglés. Sin embargo, difícilmente un taxista nipón sea muy conversador, salvo que detecte en su pasajero una predisposición especial hacia el diálogo.
En conclusión, a pesar de que Uber ofrece un buen servicio, los japoneses afirman que no tiene nada nuevo que ofrecer y los taxistas lo saben.