Más allá de la victoria del Liverpool, que se quedó con "la orejona" tras ganarle 2 a 0 al Tottenham, la final de la Champions League, que se jugó el sábado en el estadio Wanda Metropolitano de Madrid, dio la nota con la irrupción en la cancha de una rubia despampanante semidesnuda que ingresó corriendo al campo de juego.
La mujer de 22 años, llamada Kinsey Wolanski, tuvo que ser retirada por personal de seguridad del estadio. Luego se conoció que es modelo y ha hecho producciones para revistas internacionales como Maxim y Sports Illustrated. Además es influencer en Instagram, con más de medio millón de seguidores.
El novio de Kinsey es Vitaly Zdorovetskiy, que fue quien interrumpió en 2014 la final entre Argentina y Alemania. Vitaly es youtuber y, tras la irrupción de su novia en el Metropolitano, tuiteó: "No puedo esperar a casarme con vos".
La pareja, ideóloga de estas interrupciones en eventos deportivos, lograron su cometido y en pocos días multiplicaron sus seguidores y su popularidad. Un análisis de impacto de marketing elaborado por Apex Marketing Group arrojó que la pareja logró generar 4 millones de dólares en publicidad gratuita.
A pesar de las ganancias que les generará esta inyección de "fama", la pareja deberá pagar una multa a la UEFA, organizadora de la Champions League. Según las reglas de la institución, la primera infracción de este tipo se sanciona con multa de €5.000 y la segunda con €8.000. Además tendrán que abonar €10 mil más por publicitar "un mensaje no apto para esta competición".