Con el título “No estamos contra el progreso, defendemos nuestra forma de vida”, la vecina de Yerba Buena, María Lobo Aragón difundió una carta abierta contando la historia de Villa Marcos Paz, en 1907 y analizó detenidamente como fue el progreso de ese lugar. Pero hace hincapié en que en “noviembre del 2021, se dictó un decreto, el 776/21, que generó ruidos entre los vecinos habitantes del barrio, quienes, asustados por el cambio de los usos permitidos, el de vivienda única, por el agregado de viviendas colectivas y otros cambios más, causó preocupación”.
María Lobo Aragón es nieta del radical Roque Raúl Aragón ex intendente Municipal de la ciudad de San Miguel de Tucumán, entre el 3 de junio de 1936 y el 19 de octubre de 1938. Es recordado por varias de sus obras importantes en esa ciudad.
La carta es la siguiente:
“No estamos contra el progreso, defendemos nuestra forma de vida”
Villa Marcos Paz es un barrio de 25 manzanas que se encuentra en el corazón del municipio de Yerba Buena. El mismo nació en 1907 durante el gobierno del Ingeniero Luis F. Nougués como una villa veraniega donde los habitantes de San Miguel de Tucumán podrían descansar en los días de verano. Estaba constituido por una plaza central, un espacio para la iglesia, un espacio para la comisaría y un espacio para el juzgado de paz, todos frente a la plaza. Cada manzana tenía 4 solares de 48 por 48 m de longitud, unos 2304 m2 de superficie; así comenzó su urbanización. Con el tiempo fue creciendo hasta que en la segunda mitad del siglo XX, aproximadamente por 1970, empezó a tener un crecimiento superior al de cualquier zona de la provincia de Tucumán; se transformó en una ciudad ya no veraniega sino dormitorio, es decir sus habitantes tenían sus casas en Villa Marcos Paz y su trabajo en San Miguel de Tucumán. En esos años se produjo la municipalización de Yerba Buena y una primera Ordenanza a fines del siglo, en el año 1994, la contuvo particularmente. La Ordenanza era la 688/94, motorizada por el intendente de turno arquitecto Rolando Piñero, que fue prontamente modificada por errores de tipeo por la 688/95 y le dio lo que sería desde entonces su código de ordenamiento urbano. A pesar de ello el crecimiento no fue ordenado, y luego de casi 30 años de su vigencia se intentó hacer un brusco cambio de la misma, fue así que en noviembre del 2021 se dictó un decreto, el 776/21, que generó ruidos entre los vecinos habitantes del barrio, quienes, asustados por el cambio de los usos permitidos, el de vivienda única, por el agregado de viviendas colectivas y otros cambios más, causó preocupación. Este alboroto hizo que el decreto sea vetado por el Honorable Concejo Deliberante en marzo del 2022 y fuera cambiado por la Ordenanza 2369/22, dictada por el mismo, como corresponde. Estos cambios no terminaron de convencer a los vecinos, y ellos pidieron su modificación y solicitaron también su participación en la redacción de la misma. La solicitud de esto pasa porque no sólo se derogue el permiso para la construcción de viviendas colectivas, sino que en forma fehaciente figure la prohibición de las mismas y la cuantificación de los usos complementarios para evitar que los mismos pasen a ser usos permitidos y no exenciones del COU, que seguramente alterarán el ecosistema del barrio.
En conclusión, los vecinos no estamos en contra del progreso, al contrario, lo disfrutamos y animamos a que continúe; debemos terminar definitivamente con el estigma de ciudad dormitorio y que Yerba Buena pase a ser visto como un municipio con vida propia; los que viven en Yerba Buena trabajan en Yerba Buena e invierten en Yerba Buena. Es más, quienes circulamos nuestras principales vías de acceso al municipio, la avenida Aconquija y avenida Perón, vemos que la circulación en las horas pico ya no es en un solo sentido sino que es en los dos sentidos, nuestros vecinos van a trabajar a San Miguel y los ciudadanos de San Miguel vienen a trabajar en Yerba Buena, pero pedimos que se respete la filosofía con la que se fueron creando los distintos barrios, que tengamos un código de ordenamiento urbano que haga que la ciudad sea sectorizada, que áreas comerciales se pueblen de comercios y las gastronómicas de restaurantes y bares y que los barrios no se sientan invadidos, manteniendo la filosofía con la que nacieron. Queremos participar de la modificación del código de convivencia realizando nuestro aporte con las autoridades constituidas porque somos no solamente partícipes sino dueños de nuestro terruño, al que queremos y defenderemos. No estamos contra el progreso, defendemos nuestra forma de vida.