Bomberos Voluntarios, héroes anónimos en las calles de Tucumán

Una profesión de valientes

Bomberos Voluntarios, héroes anónimos en las calles de Tucumán

El mediodía del domingo se tiñe de negro. Una espesa columna de humo se desprende de lo que fue el icónico mercado de ropa Persia. Un incendio de proporciones tales que dejó como saldo la destrucción casi total del edificio, la perdida absoluta de mercaderías y, de los más de 30 bomberos de distintas dotaciones que trabajaron incansablemente en el lugar, seis debieron ser internados. Uno de ellos de gravedad. Esto sucede a tres días del 23 de noviembre último, cuando se celebró el Día Nacional de la Defensa Civil, establecido por decreto del Poder Ejecutivo Nacional, ocasión en que recibieron el reconocimiento del Gobernador de la provincia de Tucumán, Osvaldo Jaldo.

El gobernador tucumano Osvaldo Jaldo, junto a bomberos Voluntarios, en el día de la Defensa Civil.
El gobernador tucumano Osvaldo Jaldo, junto a bomberos Voluntarios, en el día de la Defensa Civil. Foto: Defensa Civil Tucuman

Repasemos un poco de la historia de los Bomberos Voluntarios, que nace en pleno auge de la inmigración, en el barrio porteño de La Boca, donde tuvo establecida su primera sede. El estado de hacinamiento en pensiones y conventillos superpoblados, las deficientes pautas de seguridad y edificaciones precarias eran el caldo de cultivo ideal para la propagación del fuego. Como acción para afrontar esa situación se formó un grupo de vecinos voluntarios, nucleados en una asociación que sería el gen precursor de los actuales Bomberos Voluntarios. Fue Tomás Liberti, un vecino del barrio, quien, ante un trágico incendio ocurrido 1884, emitió una solicitada pública expresando su preocupación y la “necesidad de una Sociedad de Bomberos que en los momentos de peligro salven nuestros bienes y a nuestras familias”. El sueño se materializó el 2 de junio de 1883, quedando esa fecha como el día del Bombero Voluntario en nuestro país. El primer “bautismo de fuego” para esta recién nacida asociación sería en el incendio de una fábrica de velas en Barracas sud, el 14 de noviembre de 1885.

Las provincias fueron replicando la iniciativa, enmarcándose dentro del Sistema Nacional de Bomberos Voluntarios, cada vez con mayor organización y recursos. Se establecen, de esta manera, las primeras federaciones de Bomberos Voluntarios.

Bombero de Yerba Buena en el incendio del Marcado Persia, por el que 6 oficiales debieron ser internados
Bombero de Yerba Buena en el incendio del Marcado Persia, por el que 6 oficiales debieron ser internados Foto: Bomberos Voluntarios de Yerba Buena

Actualmente, Tucumán cuenta con la Asociación Civil Bomberos Voluntarios de Tucumán y la Federación 3 de junio Bomberos Voluntarios. A su vez otras 22 delegaciones se encuentran repartidas en distintas localidades de la provincia, la mayoría de ellas federadas bajo la insignia de 3 de febrero.

El equipo de trabajo en Bomberos se divide en dos grupos. Uno abocado al rescate de víctimas, controlando el estado de salud y efectuando las maniobras de primeros auxilios. Mientras, otro grupo se aboca a la extinción de las llamas y todo lo referente al siniestro, como la evacuación de vecinos y el control de seguridad en la zona. Los Bomberos de la provincia reciben entre 7 y 10 llamadas diarias, de las que una tercera parte resultan en situaciones de consideración, mientras que las restantes, de menor relevancia, son igualmente atendidas y controladas para evitar daños mayores. Bomberos también participa activamente en distintas acciones solidarias, como festejos del día del niño, ayuda a inundados, traslado de donaciones, etc.

En la página de la Asociación Civil podemos encontrar, para inscribirse como bombero voluntario, los siguientes requerimientos: secundario completo o en trámite, certificado de aptitud física y certificado de residencia. Pero el requisito imprescindible es ese que no figura en la lista, pero que todos presentimos cuando escuchamos la palabra Bombero: el altruismo. Ese que impide anteponer la propia seguridad al bienestar ajeno. Esa que no mide riesgos si no necesidades. Esa que convierte al ser humano común en un gigante. En eso consiste la valentía.

El bombero voluntario, el héroe anónimo de rostro invisibilizado por el hollín, que de entre los escombros salva personas, animales y bienes, rescata, sobre todo, la fe en la grandeza humana.