Este sábado, integrantes de lo que fuera el Grupo de Teatro Cultural Independiente Tablas se reunieron para conmemorar los 50 años del estreno de su obra más emblemática “Los árboles mueren de pie” puesta en escena un 25 de octubre de 1975 y que marcó un hito en el quehacer cultural tresarroyense.
Veteranos amantes del teatro coinciden en señalar que nunca se había visto, ni se volvió a ver en Tres Arroyos, una puesta como aquella de un grupo de teatro 100% tresarroyense.
Los costos de producción, su impactante escenografía, la cantidad de actores en escena y, sobre toda las cosas, la destreza actoral de sus integrantes, quedaron en el inconsciente colectivo de toda una generación que, hasta hoy, recuerda lo realizado por el Grupo Tablas en sus 10 años de trayectoria.
Sobre el Grupo Tablas
El Grupo Tablas se formó a principios de los años `70. Sus inicios tuvo sentido solidario. Fue iniciativa de un grupo de alumnos del turno noche del excolegio Nacional realizar una obra de teatro para recaudar fondos para la cooperadora de la institución. Para ello se pusieron en contacto con José Antonio Martínez que a sus veintipico de años ya era director del grupo de teatro “La Cigarra” del Club Atlético Costa Sud.
Cumplido el objetivo, fue Martínez quien les ofreció seguir adelante. Así nació el “Grupo de Teatro Cultural Independiente Tablas”, integrado por jóvenes entusiastas, cuya única finalidad era “hacer algo” para ellos y para todos, por ellos y por todos.
Era un grupo jóvenes con el único objetivo de dejar su huella en la cultura local.
Antes de poner en escena “Los Árboles”, tenían en su haber tres obras: Las tres perfectas casadas, La tercera palabra y La Fiaca, esta última fue representada, solo en Tres Arroyos, en más de 30 ocasiones, (record aún no superado) en lo que era por aquellos años, el subsuelo de la Confitería El Quijote, donde adaptaron una sala para 80 a 100 personas.
Fueron además productores teatrales. En épocas donde no era común que compañías teatrales o actores de renombre de la escena nacional salieran de gira por el interior del país, Tablas se encargaba de convocarlos para que Tres Arroyos pudiese disfrutar de diferentes obras y actores de prestigio.
Con el tiempo pusieron en escena obras de su autoría como “Colorinches” (creación colectiva) y “Costumbres” escrita por quien fuera el director del grupo Tablas, José Antonio Martínez.
Y como si nada de esto hubiese sido suficiente, construyeron de cero una sala de teatro “El Teatro del Horno” con recursos económicos y mano de obra propia a la que le sumaron una Sala de Exposiciones bautizada “Profesor Slebos” para que los artistas plásticos tresarroyenses y de la zona tuviesen su lugar para presentar y dar a conocer su trabajo.

Sobre Los árboles mueren de pie
Los árboles mueren de pie, de Alejandro Casona, fue sin lugar a dudas un gran desafío para el Grupo Tablas, no solo desde lo actoral o por las exigencias propias de su dramaturgia, también en su puesta. Más de un año empeñaron en conseguir los recursos económicos necesarios para montar la obra, a tal punto que cada uno de sus integrantes aportó 100 mil pesos (pesos Ley 18.188) para concretar su realización. En total se invirtieron 3 millones de pesos, una cifra jamás vista en Tres Arroyos para montar una obra de un grupo de teatro local.
La producción fue impactante, tanto como su doble escenografía con 389 elementos u objetos que la conformaban. En la primera parte de la obra, la escena se desarrollaba en una oficina, con partes móviles, “puertas secretas y giratorias” y cambios de ropa y maquillaje en escena, tal como lo requerían los personajes de la obra. En el segundo acto todo se transformó en una casa de alto, con una escalera de 15 peldaños construida artesanalmente para la ocasión que causaba tanto impacto como admiración.
Fue un esfuerzo titánico de todo el Grupo Tablas y muchas las noches de desvelo dedicadas a poner a punto cada detalle que la obra requería desde lo actoral y lo escenográfico. Nada quedó librado al azar.
El sacrificio puesto para llevar adelante “Los árboles” requería acciones similares a la hora de programar su estreno. Con los riesgos que la decisión conllevaba, se planificaron 4 funciones. Dispersar a la gente programando tantas funciones simultáneas, teniendo en cuenta la capacidad del teatro de la Escuela Nº 1, podía considerarse contraproducente para la convocatoria. Pero los argumentos del Grupo Tablas fueron tan contundentes como unánimes: “actuaremos cada día para 80 o 100 personas, pero el sacrificio y el esfuerzo que hicimos para montar la obra, merece más de una función.”
Entre la ansiedad y el miedo la obra se estrenó el 25 de octubre de 1975 en el teatro de la Escuela Nº 1… con localidades agotadas. Las 4 funciones programadas no bastaron. Fueron 9, la mayoría a sala llena (imagínense lo que significaba y lo que significa hoy en día para una compañía de teatro 100% tresarroyense poder llenar 9 veces las 500 y pico de butacas con las que contaba el Teatro de la Escuela Nº 1).

El boca a boca fue contundente, el público la aclamó y muchos la premiaron volviendo a verla más de una vez.
De Los árboles mueren de pie participaron:
Actrices: Elsa Julián, Adriana Lazzarini, Blanca Borelli de Martínez, Mabel Pazos, Stella Maris Perícolo, Cristina Bianculli.
Actores: Daniel Ballone, Juan Antonio Fiorda, Mario López, Roberto Noé, Luis Enrique Rodríguez, Carlos Vaccani, Ricardo Sode.
Sonido: Daniel Ballone; Transpunte: Carlos Di Gressia; Maquillaje: Néstor Villafañe; Iluminación: Juan Antonio Fiorda; Escenografía: Horacio Sode y Daniel Sode; Dirección: José Antonio Martínez.
Colaboraron: Miguel Di Biase, Cristina Kullman de Sode, Mónica Perícolo, Amalia de Di Gressia, Marta Soriano.

Exactamente 50 años pasaron de aquella epopeya teatral, de aquellas inolvidables noches para la cultura tresarroyense que no solo merecen ser recordadas por sus protagonistas. Tablas y “Los árboles mueren de pie”, se ganaron el derecho de que su historia sea conocida por las nuevas generaciones amantes de la cultura y reputado por los teatristas que hoy, con el mismo esfuerzo y sacrificio que sólo el amor por el arte puede entender, siguen llevando y levantando la bandera de la cultura en nuestra patria chica.
50 años (y algunos más), pasaron desde que, aquel grupo de jóvenes de entre los 18 y 25 años fueron parte fundamental de nuestro quehacer cultural, formado con el único objetivo de “hacer… hacer algo”, tal como lo expresa su poema.
Poema a “TABLAS” (autor José Antonio Martínez, director del Grupo Tablas)
Algo…
…y entonces todos somos jueces.
¿De qué?…
Del tiempo ajeno, de ese tiempo gastado por una juventud que llevamos de la mano, y pretendemos siga nuestro adulto ejemplo, fabricando a su paso una experiencia.
…Y entonces, todos somos jueces, hoy, de un grupo joven que quiso hacer, mezclando la alegría, el tiempo, el trabajo y el estudio.
Y aquí están, solos, trepados en escena.
Aquí están en todos los detalles; en el telón de boca, en las luces, en los cuadros; están haciendo algo.
Pretendo en unos trazos reflotar aquello que siempre se pierde en el olvido, pretendo que juntos veamos la esencia de las cosas, hoy, SU MOTIVO.
¿Qué decir??
Qué puedo, o qué podemos decir?…
Muchas cosas. Muchas páginas de letras elogiosas podrían escribirse… o tal vez…
¡¡¡Gracias Juventud!!!, muchas gracias por llegar a despertar un sueño ya pasado.
Gracias muchachas y muchachos por hacer que muchos puedan, una vez más sentirse jueces.
Ustedes trabajan, ustedes estudian, ustedes están aquí hoy porque lo quieren; con una fuerza inimitable.
Se entristece el sueño adulto frente a vuestro grito.
¡PODEMOS!, ¡QUEREMOS!, ¡HACEMOS!
…y entonces… TODOS SOMOS JUECES.






























