Colorinches tresarroyenses: vicios nuestros

Vinos De Francesco y la Sociedad Tabacalera del Sud fueron dos grandes empresas tresarroyenses que hoy rescatamos en esta nueva edición de Colorinches Tresarroyenses.

Colorinches tresarroyenses: vicios nuestros
Etiqueta de Voto Libre, cigarrillos fabricado en Tres Arroyos

Vino De Francesco

“Veníte a cenar, José, que estoy con mi nieto. Traéte una botella de vino que ando escaso. De la casa, nomas, no te pongas en gastos grandes”

El abuelo Tano retomó el camino desde su escritorio hasta la cocina y se puso en marcha con la preparación de sus infaltables capelletinis con su imprescindible toque de vinagre en el tuco. Me enseñaba a cortar los tomates en cubitos cuando alguien golpeó la puerta lateral del patio.

Me tocó abrir y recibir a José Desperés y a su esposa Argentina. José con una botella de vino tinto en cada mano. Luego de los saludos de rigor, enseguida llegó el reproche o la cargada del abuelo para con su amigo: “Que raro que un defensor de lo nuestro como vos, haya traído un Crespi y no un De Francesco”.

“Es que no había en el almacén del barrio, Tano, y acá la patrona no me dejó ir a otro lugar”

“Ibamos a llegar tarde y no se justificaba semejante falta de respeto por un vino”, se defendió Argentina con la autoridad que demostraba quien mandaba en la casa de José.

“¿Y qué tiene de especial el vino de Fransesco? – pregunté y por la forma que me miró José, como si hubiese cometido un sacrilegio.

¿Qué, no sabés? Es de acá, de Tres Arroyos, lo hacen acá.

Debo haber abierto grande los ojos porque Desperés, intuyendo mi asombro continuó contándome.

Tienen una linda historia los De Francesco, de trabajo y superación constante, arrancaron desde muy abajo y llegaron a tener hasta una propia bodega y un propio viñedo en San Juan y todo eso a partir de un almacén de Ramos Generales que tenía Vicente en la esquina de Güemes y Rivadavia. ¿Sabés que es un Almacen de Ramos Generales?

“Un supermercado” – respondí interesado por el cuento.

“Algo así, pero se vendía todo suelto. Había de todo, desde comidas y bebidas hasta herramientas, ropa, utensilios del hogar, materiales de construcción y productos de limpieza. Muchas de esas cosas se vendían por peso o a granel, no había productos pre envasados como ahora. La mercadería llegaba en sacos, barriles, toneles o frascos, y se iban despachando según lo que necesitaba el cliente.

Absolutamente todo podía ser fraccionado desde la harina, el azúcar y la yerba mate, hasta el aceite y el vino que se vendía desde ½ litro en adelante y se despachaba en botellas o envases que los clientes llevaban; inclusive hasta el jabón en pan se fraccionaba para venderlo”.

Mientras José hablaba el abuelo sacaba de la alacena cuatro vasos, desenroscaba la tapa de la botella de vino y servía tres vasos abundantes y guiñándome el ojo, un culito casi invisible con mucha soda para mí, toda una aventura para mis 8 o 9 años de aquel entonces.

La cuestión es que cuando murió Vicente los hijos se hicieron cargo del negocio y lo convirtieron durante algunos años en un Almacén Mayorista, eran tres los De Francesco.

Cinco – retrucó Argentina - Herminda, Carmen, Nicolás, Victorio y Osvaldo, las mujeres no participaron de la empresa por decisión propia – pero los varones en el año 1945 cambiaron otra vez el almacén mayorista y se dedicaron exclusivamente a fraccionar vino en su propia fábrica.

Cuando José te cuente una historia – dijo el abuelo – los detalles pedíselos a Argentina- es la versión humana de la enciclopedia ‘Lo sé Todo’ (nota: “Lo sé Todo, Enciclopedia Documental a Color, fue editada por Editorial Larusse en los años 60 y con distintos nombres fue publicada en varios idiomas: italiano, francés, holandés, dinamarques y portugués. En argentina fue una de las enciclopedias más vendidas en su momento).

Desperés sin hacer caso a la interrupción del abuelo Tano, continuó, y quizás herido en su orgullo, agregó un detalle a su relato: Los De Fransesco reciben la uva desde Río Negro y en su fábrica de avenida Güemes 45, se fracciona, se encorcha y se etiqueta en botellas de vidrio de un litro y en damajuanas. A medida que la empresa fue creciendo para que sea de mejor calidad comenzaron a comprar el vino en Mendoza y San Juan, hoy tienen hasta transporte propio.

La Fabrica es enorme – agregó Argentina – ocupa media manzana, 100 metros de Güemes, los primeros 50 metros de Rivadavia y 50 metros de Betolaza.

En fin, dijo José dando por concluido su relato, no te quiero seguir aburriendo.

¡Pero Gordo, te estás olvidando la parte más linda! - dijo el abuelo, a quien mire con expectativas para que siga la historia, pero antes de hacerlo volvió a la cocina para echar los capelletinis al agua. Volvió se sentó en su silla de mando, desde donde casi nunca dejaba de impartir órdenes, le pegó un beso grande a su vaso de vino y acotó:

Como el vino lo compraban en distintas bodegas (dependiendo de la disponibilidad del producto) el sabor del vino era siempre distinto y la gente se quejaba de eso.

Lo solucionaron fácil los De Francesco – agregó el abuelo entre risas – viajaron a San Juan y se compraron una bodega (1965) y al poco tiempo un viñedo de 40 hectáreas en Caucete, de esa manera pudieron cosechar su propio vino y mantener siempre el mismo sabor.

“A grandes males, grandes soluciones” dijo Argentina mientras acomodaba los platos en la mesa.

Así, durante el resto de la vida de la empresa, los vinos De Francesco se cortaban en bodega propia y se enviaban a Tres Arroyos por tren en tanques de 45.000 litros que también eran propiedad de la firma.

Vinos De Francesco fue una marca bien tresarroyense que llegó a vender cerca de 200.000 litros por mes en Tres Arroyos y las ciudades aledañas. Nunca se vendió más allá del sudeste bonaerense.

Colorinches tresarroyenses: vicios nuestros repartidores de damajuanas
Colorinches tresarroyenses: vicios nuestros repartidores de damajuanas

Para finalizar esta historia ya no alcanzan los recuerdos ni las anécdotas, debemos someternos a los datos puros y duros de la realidad para entender el principio del fin de los Vinos De Francesco.

De algunas cosas ya hablamos, pero el contexto histórico resulta fundamental en este relato.

Con la creación del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) bajo la Ley 14.878 sancionada por el Congreso de la Nación el 23 de octubre de 1959 que regulaba la actividad, la historia de vinos de Francesco comenzó a modificarse.

El 20 de noviembre de 1963, el Instituto Nacional de Vitivinicultura sancionaba la Resolución N° 782/63 sobre fraccionamiento de vinos en origen, estableciéndolo como obligatorio para los envases superiores a un litro. Para mayor claridad, el vino debía cosecharse, almacenarse y fraccionarse en la misma provincia.

La gran cantidad de plantas envasadoras distribuidas en las provincias con mayor población, lejos de las bodegas y las viñas, dificultaba las tareas de control del INV, ya que la adulteración del producto era una constante a la que recurrían algunas envasadoras y bodegas.

La Resolución 782/63 no estuvo al margen de las controversias. Más de 400 empresas fraccionadoras de Capital Federal y provincia de Buenos Aires se opusieron a la medida, argumentando que los fraudes y/o adulteraciones de los vinos que el INV había descubierto habían sido cometidos por las propias bodegas y no en las plantas fraccionadoras.

Además expresaban que: “La decisión del Instituto de Vitivinicultura provocará una grave situación económica a alrededor de 30 mil personas que incluye a propietarios de plantas fraccionadoras, transportistas, distribuidores y corredores que atienden la actividad de un comercio cuyo capital oscila en los diez mil millones de pesos”. (Diario Tribuna el día 8 de diciembre de 1963).

La protesta se fue generalizando y cada vez más entidades comerciales y empresariales se fueron oponiendo a la medida.

Se argumentaba que la medida generaría cierres de plantas fraccionadoras de vinos en destino y que la ubicación de las plantas no era el aspecto decisivo para lograr la genuinidad de los vinos ya que la adulteración podría realizarse en la zona de origen y el INV contaba con delegaciones en todo el país para cumplir su tarea de fiscalización. (Juan Jesús Hernández - Licenciado en Ciencias Políticas. Docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de San Juan. Trabaja además en la Estación Experimental Agropecuaria San Juan del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria – Artículo “El instituto nacional de vitivinicultura: el regulador creado, intervenido y reformado”.)

El gobernador de Buenos Aires, Anselmo Marini, se opuso enérgicamente a la medida, reclamando su suspensión inmediata, finalmente el presidente Arturo Illia decidió intervenir por decreto el INV, y la primera medida de su interventor fue suspender la resolución 782, era una “suspensión transitoria”, es decir una postergación indefinida de la entrada en vigencia de la resolución.

La intervención se prolongó desde fines de 1963 hasta 1984.

Finalmente el 30 de septiembre de 1984 se sanciona la ley 23.149 sobre Fraccionamiento y Envasamiento de Vinos que dispuso en sus artículos 1 y 2 que “el fraccionamiento de vinos en envases menores a 930cc y mayores a 1500 cc deberá realizarse exclusivamente en las zonas de origen de producción de uvas”… “se considera zona de origen aquella donde se produce la uva utilizada para la elaboración del vino…”

La hecatombe que tuvo sus orígenes 20 años antes y de la cual De Fransesco Hermanos pudo salir ileso, finalmente puso fin a su trayectoria comercial.

En su apogeo como compañía vitivinícola, De Francesco Hermanos también creó marcas “El Local” y “Topacio” y llegó a comercializar 200.000 litros de vinos al mes que dejaron de llegar a la mesa de los tresarroyenses en el segundo lustro de la década de 1980.

La Sociedad Tabacalera del Sud

Para contar la historia de la Sociedad Tabacalera del Sud no hay anécdota o recuerdo que valga. Ni el abuelo, ni José ni Argentina estaban en los planes de sus padres cuando los hechos sucedieron, por lo que, los sucesos se contarán aferrándonos al material histórico recopilado.

Fumar no siempre fue un placer, un vicio o un hábito dañino. Mucho antes, en un tiempo ya remoto en que nadie hablaba de los daños que causa fumar, el consumo de tabaco fue ligado, desde sus principios, a rituales y simbolismos.

Fue utilizado en ceremonias religiosas y espirituales y hasta tuvo un sentido sagrado de conexión con los dioses o la naturaleza dependiendo de cada cultura.

Con la llegada del tabaco a Europa en el siglo XVI su uso perdió, o mejor decir, transformó, su simbolismo.

Lejos estamos de pretender en esta nota adentrarnos en la historia del tabaco y del cigarrillo, pero si brindar un pantallazo que ponga en contexto el hecho al cual nos vamos a referir.

A mediados del siglo XIX y principios del XX, fumar estaba asociado al estatus, al sentido de pertenencia a un determinado extracto social y a la modernidad en algunas épocas específicas.

Fumar era cosa de hombres, y era un hábito que se desarrollaba en espacios públicos más que en el privado porque que te vean fumar proyectaba masculinidad y un estilo de vida propio.

Para las mujeres, fumar en público o en privado era controvertido, transgresor o inapropiado ya que desafiaba normas de género estrictas. Poco a poco, las mujeres de la alta sociedad comenzaron a fumar en espacios privados o selectos, como una expresión de emancipación y modernidad.

En el hábito de fumar, no era lo mismo, usar cigarrera, armar un cigarrillo o fumar una u otra marca, cada acto que se realizaba con un cigarrillo en la mano nos posicionaba de una u otra manera frente a la sociedad; la elegancia o la vulgaridad podía reflejarse en la manera de fumar.

El dominio del cigarrillo, el uso de accesorios como boquillas y cigarreras, la forma de sostenerlo y de pitar sumaba o quitaba sofisticación o glamour. Era todo “un lenguaje social”.

Los cigarrillos fueron una declaración de identidad social, cultural y de clase.

Las marcas de lujo, tenían una fuerte carga aspiracional y eran consumidas por las clases altas o quienes buscaban proyectar un determinado estilo de vida. Se promocionaban en las revistas de moda y se asociaban a la sofisticación y el éxito.

Marcas nacionales y populares con precios bajos, que enaltecían y se asociaban al sentir nacional, se expandieron durante aquella franja de tiempo que apuntaban al consumo de las clases populares y obreras.

Las tabacaleras nacionales comenzaron a expandirse a lo largo y ancho del país, fabricando sus propias marcas de cigarrillos, una de esas tabacaleras fue tresarroyense.

En Tres Arroyos existió la Sociedad Tabacalera del Sud

Según consta en el libro “Pioneros del Tabaco, 1850 – 1920: los fabricantes de cigarrillos en Argentina” de Alejandro Butera; cuando la expansión industrial comenzó a ser una necesidad en el Tres Arroyos de principios del siglo XX, un grupo de vecinos tuvo la idea de fundar una cooperativa tabacalera.

Entre ellos se encontraba (y cuando no) Juan Bautista Istilart, acompañado por Manuel Hurtado, J. Pell, Luis Tatarletti, F. Palacio, P. Echeverría, Pedro Raposo, F. de Vera, Agustín Goicoechea, L. Carrera, R. López Leiton y Gustavo Quevedo.

Luego de varias idas y vueltas y de otras tantas reuniones finalmente el 1º de febrero de 1911 se fundó la Sociedad Tabacalera del Sud presidida por Luis Tatarletti y secundado en el cargo por Pedro Raposo que fueron acompañados en los diferentes puestos jerárquicos por Agustín Goicoechea, R. López Leiton, F. Palacio, L. Carrera, F. de Vera, Manuel Hurtado y Pedro A. Echeverría.

La Sociedad Tabacalera del Sud, estaba ubicada sobre la calle Independencia (actual Hipólito Yrigoyen) donde actualmente se emplaza el Auditorio Padre Mañanet del Colegio Jesús Adolescente y fue la primera fábrica de cigarrillos del sur del país.

Iniciaron sus actividades con la fabricación de cigarrillos marca “Pekín”, de tabaco negro y un precio de venta al público de 30 centavos el paquete. Luego la fábrica comenzó a producir cigarros de hoja, con muy buena calidad y aceptación entre los consumidores.

Poco tiempo después lanzó al mercado una nueva marca de cigarrillos, con la denominación de “VOTO LIBRE”, que se ofrecían en versiones de 10, 20 y 30 centavos el paquete y superó en venta a la marca “Pekin”.

Colorinches tresarroyenses: vicios nuestros
Colorinches tresarroyenses: vicios nuestros

La firma registró ARRIBEÑO y TANGO de 10 centavos y PROTOCOLO de 30 centavos el atado. Todos los atados o marquillas eran impresas en los talleres gráficos de la Compañía General de Fósforos.

Fue por aquellos años que nació el primer Trust tabacalero del país, es decir, un grupo de empresas unidas para monopolizar el mercado y controlar los precios en su propio beneficio.

The Argentine Tobacco Company Ltd. o Compañía Argentina de Tabacos (C. A. T.) fue el más extraordinario trust de la industria del tabaco en el país, y durante casi diez años, el árbitro absoluto en cuestión de marcas y precios.

Camión repartidor de los cigarrilos 43 (luego 43/70) frente a la fabrica Piccardo
Camión repartidor de los cigarrilos 43 (luego 43/70) frente a la fabrica Piccardo

Durante los años 1911 y 1912, la C. A. T. (de origen inglés) se hizo de un total de 19 fábricas nacionales de tabaco y cigarrillos, entre ellas casi la totalidad de las más antiguas y prestigiosas, con marcas de mucha venta.

Pese a su comienzo alentador la Sociedad Tabacalera del Sud no pudo contra el poder económico y la presión competitiva que ejerció este trust tabacalero y la firma dejó de operar en el año 1914.

Para completar el cuento resta decir que The Argentine Tobacco Company Ltd en 1919 vendió sus acciones y fue absorbida por su archirrival Piccardo y Cia, la gran empresa tabacalera que, logró contener los embates del Trust tabacalero y competir con sus marcas de igual a igual. Con los años se fusionó con Nobleza, (paso a ser Nobleza Piccardo) y hoy en día, continúa siendo la empresa tabacalera más importante del país.

Nota de color: La Fábrica Piccardo, donde se fabricaban los famosos cigarrillos 43 (luego 43/70) es en la actualidad el Museo de Arte Moderno, MAMBA, en Avenida San Juan al 350 de Capital Federal.

COLORINCHES TRESARROYENSES fue declarado de interes municipal por la Municipalidad de Tres Arroyos.

Fabrica Piccardo
Fabrica Piccardo
Museo de Arte Moderno (ex fábrica Piccardo)
Museo de Arte Moderno (ex fábrica Piccardo)