La cuarentena nos ha puesto en Jaque. La imposibilidad de desarrollar actividades de esparcimiento fuera de casa, que nos permitan "desenchufarnos", sumado a la obligación de readaptar la rutina tanto laboral como familiar, hace tambalear, en muchos casos el ánimo de las personas.
Adultos, niños y adolescentes sufren las consecuencias de esta cuarentena que representa todo un desafío para la salud mental. Al respecto Vía Tres Arroyos se comunicó con el Psicólogo Lucas Noé para que se explaye sobre una situación que nos atraviesa a todos por igual.
“Cuando hay una situación de crisis o desequilibrio, en donde las reglas de juego cambian, como en esta pandemia, todos entramos en ese desequilibrio y lo que intentamos hacer es volver a tener un orden pero queremos que ese orden sea el mismo de antes y eso es imposible. Es un proceso de adaptación en el cual uno se da cuenta que tiene que cambiar también porque sino se va a chocar contra la realidad” - indicó Noé.
“Durante los primeros días de cuarentena absoluta generó un montón de problemas de convivencia – continuó - porque más allá de momentos en común como el desayuno, el almuerzo etc. Cada miembro de la familia tiene su espacio fuera de la casa y al convivir las 24 horas eso genera roces y dificultades”.
“Los temas de consulta siguen siendo los mismos, lo que ha hecho la cuarentena es que un problema pequeño se haga mediano, uno mediano se haga grande y uno grande se haga enorme”.
Por una cuestión generacional quizás sean los adultos quienes más extrañen el contacto físico y personal principalmente porque vivieron gran parte de su vida sin los dispositivos móviles y tecnológicos que existen hoy en día que acercan pero no unen, en cambio los adolescentes, quienes nacieron y son los principales consumidores de esa tecnología, comienzan a cansarse de su uso y a extrañar el contacto cara a cara con sus amigos. La misma consecuencia para dos realidades diferentes.
Al respecto Noé expresó: "Nosotros como sociedad y en especial los adolescentes como agentes de consumo, estos últimos años han utilizado mucho la pantalla, celular, Netflix, computadora, televisión. Lo que se ve como positivo es que con esto del encierro y por estar obligados por la situación a tener mucho contacto a través de las pantallas, empiezan a valorar de otra forma lo que era el contacto cara a cara".
“El adolescente está a mitad de camino entre el adulto y el niño. Quiere los derechos de un adulto y las responsabilidades de un niño, y ahora se ha quedado con pocos derechos; antes entraba y salía de su casa y comenzaba a manejar sus propios tiempos y ahora la pandemia le dijo ‘tenés que quedarte en casa, como si fuera un niño.’ Obviamente que estamos hablando de aquellos que cumplen con la cuarentena, a ellos yo los que les trato de decirles es que no caigan en los extremos, que no crean que no les va a pasar nada porque el virus es algo que solo sale en televisión, y por otro que tampoco se pasen todo el día encerrados porque eso en definitiva tiene una consecuencia peor como la depresión y la ansiedad”.
“El ocio y el tiempo libre al principio gusta porque a todo el mundo le gusta tenerlo, pero después termina pesando, es ahí donde aparecen episodios depresivos: tengo tiempo libre, no lo utilizo en nada o no sé cómo utilizarlo, si no lo utilizo, empiezo a pensar, si empiezo a pensar, pienso mal porque la realidad circundante me lleva a eso”.
Con respecto a los más chicos Noé, recomienda, siempre teniendo en cuenta las posibilidades no solo económicas de cada familia sino también las espaciales, trabajar con mini-proyectos, que los adultos hagan participe a los niños y los incluyan en pequeñas tareas que tengan distintos pasos, ordenando de esta manera las tareas que van a hacer en el día. El hecho de no tener clases ni un horario organizado, los descoloca.
“Hay que Organizar el día con pequeñas tareas, si yo sé que, a las nueve horas, tengo que ordenar la habitación o restaurar un mueble, eso ya me ordena el día, me levanto a las ocho, desayuno y me preparo para realizar la tarea. Si no hay una actividad para hacer da lo mismo levantarse a las 8 a las 11 o acostarse a cualquier hora. La rutina fuera de casa, escuela, trabajo, club, deportes, lo que hace es organizarnos el día”.
La pandemia nos atraviesa a todos. Hay personas que de golpe tuvieron que transformar un sector de su casa en un espacio de trabajo, pero ese espacio de trabajo está atravesado por todo lo demás. Es habitual observar en distintos medios de comunicación los bloopers y situaciones incomodas a los que uno está expuesto al trabajar desde su domicilio. La comodidad se vuelve incomodidad y hasta la concentración es otra.
“Lamentablemente hoy el Home working, es necesario porque hay un montón de cosas que tienen que seguir funcionando y no pueden funcionar de otra forma – expresó al respecto Noé - , pero no debe ponerse de moda. Yo cuando salgo de mi trabajo me vuelvo a mi casa caminando, lo hago para despejarme, después de una jornada complicada y camino escuchando música, tomando aire, me desenchufo y después sí, me meto otra vez en la realidad de mi casa. Cuando uno trabaja en la misma casa uno no termina nunca de desconectarse. El Home Working no es algo a lo que deberíamos acostumbrarnos” – finalizó.