Hace unos tres años, Juan Ignacio Arias, un joven oriundo de la localidad pampeana de Quemú Quemú y empleado administrativo de una empresa, tuvo la idea de generar un emprendimiento personal que lo llevó a incursionar en el mundo de las bebidas, hasta decidir ponerse a elaborar gin artesanal, que en 2017 estaba de moda en Europa.
Entrevistado por Vía Santa Rosa, contó que "me llevó muchísimo tiempo, porque tuve que aprender desde cero todo el arte destilar, cómo van jugando los sabores en el producto. Lo dí a probar a mucha gente para que me fuera orientando, barmans, sommeliers. Calculo que un año y medio o dos estuve probando para tener un producto de calidad".
"Desde el principio, pensé en hacer un gin que se diferenciara de los demás, quería hacer un producto bien autóctono, bien pampeano. Elegí el árbol que más nos representa, que es el caldén, y cuya chaucha le aporta un sabor dulzón. También le agregué jarilla, que es de La Pampa y del monte del sur, y lleva manzanilla, como ingredientes representativos de la provincia", explicó Arias.
"Tiene el enebro, que le da la característica y el nombre a la bebida. Si no tuviera enebro no se podría llamar gin. Además tiene cítricos y flores, tiene la flor de hibiscus, que no es autóctona del país pero le aporta un sabor floral muy rico", detalló el emprendedor.
Arias, que en este proyecto es acompañado por su familia, define a su gin como una bebida fácil de tomar, muy agradable a la boca porque tiene un sabor dulzón con un dejo cítrico y especiado, y cuenta que le puso "Trumpel" porque así le llamaban los ranqueles a la chaucha de caldén.
En el proceso de producción, explicó, lo fundamental es un alambique, que es una olla que se cierra al vacío y tiene una columna de condensación donde el líquido se somete a temperatura, se evapora y después se pasa por esa columna de refrigerado, que se condensa y cae nuevamente en forma de líquido. En ese proceso es donde se separan las partes del destilado, que algunas se utilizan y otras se descartan.
"Para mí la clave es escuchar a los que saben, ser humilde respecto a los consejos que te dan, tratar de no quedarte con la primer idea que tenías e ir mejorando continuamente el producto y el proceso", puntualizó.
"El tiempo total de elaboración ronda aproximadamente los 21 días, desde que se infusionan los botánicos en el alcohol hasta que se destila, y luego se hidrata y se deja reposando unos días para que homologuen los sabores", describió.
"En este momento estoy produciendo muy pocas botellas porque por el tema de la pandemia estoy varado en Cipolletti y no puedo producir en un alambique grande que tengo en la destilería de Quemú Quemú. Pero está pensado y ya tengo todas las herramientas para producir alrededor de 100 o 200 botellas por mes", proyectó el pampeano.
Agregó, además, que ya estaba por lanzar el producto al mercado en alguna feria o en algún evento social cuando lo inmovilizó la cuarentena. "La verdad que me atravesó al medio. No obstante, cuando todo esto pase voy a poder viajar a Quemú y seguir el proyecto", relató.
Por último, se esperanzó con que "para mí sería un orgullo si pudiera representar a mi provincia y a mi pueblo en alguna feria o en algún evento, sería espectacular. La verdad, fue pensado y hecho para que sea bien pampeano, esperemos tener suerte y que se divulgue la idea de tener algo representativo de La Pampa".
"La gente que está probando el producto últimamente les gusta muchísimo, y gracias a Dios, son todas críticas buenas las que he recibido", aporta el emprendedor, reconociendo el apoyo de sus amigos y conocidos, que lo han felicitado y estimulado en el proyecto, y el de su familia, entre las que se encuentra Ana Arias, a quien se le puede encargar el Gin Trumpel al teléfono 2954 324112.