En San Rafael comenzaron con una nueva campaña para evitar la propagación de la polilla del vid.
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A través de fondos provinciales, comenzó la adquisición de difusores de feromonas e insecticidas específicos para aplicación terrestre por parte de los productores que se determinen en función de las necesidades técnicas del programa.
Guillermo Asín, coordinador del programa Lobesia Botrana en el Sur mendocino, informó que hicieron un trabajo muy fuerte junto con el sector productivo, ya que siempre los productores han estado muy involucrados en este tema.
“Se empezó hace cuatro o cinco campañas con un trabajo muy fuerte, abarcando todo el departamento de San Rafael y gran parte del resto de la provincia también, con distintas estrategias de control de esta plaga que se alimenta de la uva”, señaló.
La estrategia para el combate de la plaga depende mucho de las particularidades de cada zona. Se lleva a cabo un monitoreo permanente con unas trampas específicas, que indican los niveles poblacionales que hay en cada una y en función de eso se va ajustando qué herramientas de control utilizar o qué combinación.
“En el caso del oasis Sur, como las poblaciones son muy bajas, hay muy pequeña detección a lo largo de la temporada, la única herramienta que estamos utilizando es la denominada ‘técnica de confusión sexual’, que hace uso de unos perfumes que tiene la misma plaga, que hace confundir a los insectos para evitar sus cópulas y que dejen descendencia”, explicó.
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Una sola hembra puede dejar entre 100 y 200 huevos aproximadamente en su ciclo de vida. Eso significa que si se multiplica por cuatro veces la cantidad de huevo por la descendencia que deja, una sola pareja puede dar lugar a cerca de 12 millones de insectos al final de la temporada. De allí la importancia del control de la primera generación.