Un día de lluvia de verano en 2013 apareció, mojado, desnutrido y en malas condiciones quien luego sería bautizado “Juancho”, un perro que nadie sabe si fue abandonado o se había perdido, pero ahí estaba, pidiendo refugio y sin que pudieran imaginarse cual sería la manera en que agradecería tanto amor que recibió.
La Dra. María Monserrath Bocca, Defensora de Niñez y Adolescencia, dijo en diálogo con Vía San Luis, “no sabemos si alguien lo dejó abandonado o se perdió, tenía problemas de desnutrición y en malas condiciones, se comenzó a recuperar y recibir cariño desde 2013 que está en el juzgado, yo estoy aquí desde 2015 y ahí empecé a trabajar con él, la verdad que ha sido formidable todo lo que se ha podido lograr con los niños, niñas y adolescentes”.
Su misión en el mundo
“Es un perro súper dócil, estamos agradecidos de contar con él porque realmente fue algo que surgió así, nos adoptamos mutuamente, él llegó desamparado de la calle, abandonado al juzgado y como siempre lo digo, creo que encontró su misión en el mundo, por así decirlo, que presta la comunidad.
“Ha sido una labor que Juancho fue desarrollando de a poco, él no ha sido adiestrado, nadie lo preparó para esto, es parte de su instinto natural, para nosotros su trabajo ha sido muy importante, al menos en mi experiencia personal”, agregó la magistrada.
“Es muy importante contar con el apoyo de Juancho, él está atento a todo lo que ingresa a tribunales, pero tiene una predilección por los más pequeños, va se acerca y juega he tenido que salir a buscar a los niños para entrevistarlos, y esto a modo anecdótico, afuera porque están revolcándose, jugando con Juancho como si estuviesen en su casa.
“Esto es lo más bello que tiene esta función de Juancho, porque les permite a los niños sentirse más cómodos, como en casa, en un ámbito más amigable, de ahí que surge lo de la famosa “pata amiga” es algo que le quedó que le puse yo, porque para mí además de ser mi compañero de trabajo es un amigo, hemos forjado un vínculo muy importante y me ayuda muchísimo con los chicos”.
Innato por naturaleza
La Dra. Bocca señala que si un adulto se pone nervioso en un tribunal hay que imaginar un niño, niña o adolescente, teniendo en cuenta que llegan a un juzgado porque tienen un problema, o sus padres o son maltratados o víctimas de abuso, por eso el valor de la tarea de su asistente y resalta “el poder contar con un Juancho como un acompañante terapéutico facilita nuestra función muchísimo”.
Considera que el trabajo de Juancho es silencioso desde hace mucho tiempo y decidieron dar a conocerlo como sucede en otros lugares sobre todo porque él no ha sido adiestrado para tal fin y señala: “la realidad es que en otros lados por lo general los perros han sido preparados para esta función, pero en el caso de Juancho no, fue innato”.
Esta cualidad natural lo ha llevado a convertirse en un valioso colaborador dentro de la institución y a ser postulado como un “facilitador terapéutico”, en reconocimiento a la noble labor que efectúa a diario.
Cuando las entrevistas son con menores
La iniciativa fue encabezada por la Psicóloga Forense del Juzgado Multifuero, Ivana Bustos, quien considera a “Juancho” como su compañero de trabajo, ya que la asiste en muchas de las entrevistas que realiza, sobre todo cuando los protagonistas son niños, niñas o adolescentes.
La Dra. Bocca fue una de las primeras en adherir a la propuesta de Ivana Bustos en el pedido al Superior Tribunal de San Luis de institucionalizar el cuidado y la función de Juancho como perro de apoyo terapéutico judicial, y nos cuenta como es esa labor que ha ido desarrollando: “cuando yo salgo a buscar a un niño Juancho ya está con él y si el niño necesita que esté a su lado Juancho viene detrás de él, es impresionante. No sé cómo le nació, pero como que de a poco él empezó a comprender lo que nosotros hacíamos en el juzgado, a darse cuenta de que era un ámbito donde muchas veces se vivían momentos de tensión, angustia, tristeza, y empezó a aportar su granito de arena desde su lugar en lo que podía”.
Monserrat Bocca nos retrata una audiencia donde resalta el valor que tiene Juancho: “entraron dos nenes muy chiquitos, 6 y 7 años y venían jugando con Juancho por el pasillo y yo siempre les pregunto si quieren que lo deje entrar y ellos inmediatamente me dijeron que sí, entra Juancho al despacho y tenía, los dos niños sentaditos al lado y Juancho sentado al medio pidiéndole que por ahí le hagan una caricia, y jugando con él van contando cómo es su vida, qué problemas tienen, Juancho es muy tranquilo, es un perro que está dispuesto a lo que el niño está dispuesto nunca se sobre pasa, pero sí, él está ahí permanentemente”.
El protagónico rol de “Juancho”
“El niño mientras juega con Juancho, lo acaricia y le toca la cabeza, las orejas, los niños van contando cómo son las cosas en su casa si tienen mascotas si no, entonces también nos permite, al menos a mí, generar un vínculo con el niño para entrar en confianza y empezar a hablar de temas que por ahí son dolorosos, entonces lo hablan en un ámbito de juego eso es lo que logra”.
En San Luis como en tantos otros lugares de Argentina “no está oficializado lo de asistente canino, de hecho no se ha adiestrado a ningún animal para tal fin, “Juancho” tiene el instinto, tiene la función innata y gracias a Dios nos tocó a nosotros tenerlo porque la verdad es que es fenomenal”.