Desde el pasado 5 de febrero, Torres, un joven de 18 años que vivía en la localidad de Tilisarao en San Luis estaba alojado en la Alcaidía de la Unidad Regional III, de Concarán, luego de que familiares y vecinos lo escracharan en su vivienda y, más tarde, en el hospital de la localidad, por haber abusado de dos primitos de 9 y 11 años. El miércoles después de las 18, por orden de la jueza Patricia Besso, trasladaron al joven al Servicio Penitenciario Provincial, en San Luis Capital.
La magistrado le confirmó a El Diario de la República que Torres está acusado por "Abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por ser la víctima menor de 13 años", y que dispuso la prisión preventiva para él.
Las víctimas son dos primitos de 9 y 11 años que eran vecinos de Torres. Había trascendido de que uno de los abusos había sido con acceso carnal, pero la magistrado aclaró que durante el examen médico a los menores no detectaron signos de penetración.
El 4 de febrero los padres de los menores hicieron la denuncia y la investigación del caso estuvo en manos de los efectivos de la Comisaría 23ª de Tilisarao. Ese día, uno de los chicos se animó a contarle sus padres sobre los ultrajes que él y su primo habían sufrido a manos de su vecino. De acuerdo a lo que informó la Policía, uno de los nenes habría sido atacado sexualmente en diciembre pasado; y el otro, unos diez días antes de la denuncia.
Con el fin de preservar a las víctimas, los investigadores no quisieron revelar demasiados detalles, pero mencionaron que uno de los chicos fue sometido en un sitio particular, que no es ni el domicilio del procesado ni el de los menores; y que el otro hecho habría ocurrido en la casa de Torres. Justamente por ello, el jueves 7 a la mañana, después de que finalizara la indagatoria del detenido, la jueza Besso viajó a Tilisarao y participó de modo personal de la inspección de la vivienda.
La magistrado, además, estuvo presente mientras realizaban la Cámara Gesell a los niños, en los tribunales de Concarán. También le tomaron testimonio a otro pequeño, amigo de las víctimas, a través de ese sistema.
El martes 5 de febrero, al día siguiente de que los papás de los chicos fueran a hacer la denuncia a la Seccional 23ª, familiares de los menores y vecinos se convocaron por las redes sociales para hacer un escrache en el domicilio del sospechoso.
El joven de 18 años, ese mismo día quedó detenido, por un lado, para averiguarle los antecedentes y medios de vida, y, por otro, para ponerlo al resguardo, ante la posibilidad de que el clima se tornara aun más tenso.
Pero, según aclaró la Policía, los vecinos no intentaron un linchamiento, solo se manifestaron, y lo hicieron de modo pacífico. Inclusive fueron hasta el hospital de la localidad cuando se enteraron que el joven arrestado era examinado allí por los médicos, tal como marca el protocolo que debe aplicar la Policía.
