El monseñor Gabriel Bernardo Barba asumió hoy como Obispo Diocesano de San Luis en una ceremonia realizada bajo estrictas normas de seguridad sanitaria en la Iglesia Catedral de la capital provincial, convirtiéndose en el séptimo obispo de esa diócesis creada en 1934 por el papa Pío XI.
"Quiero ser el Padre de todos y pronto me verán caminando y trabajando con ustedes en una Iglesia católica y universal y albergando a todos los carismas", dijo Barba en diálogo con Télam.
El nuevo obispo señaló que lo "educaron para ser libre y el concepto de la libertad es esencial para todo ser humano, hace a la dignidad humana, y desde esa mirada si hay algo que no me gusta es que me encasillen, quiero ser yo mismo y creo que también hay muchos prejuicios".
Barba destacó que trabajará de manera virtual para conversar con todos los sacerdotes de la diócesis, conocer las realidades, escuchar y tomar decisiones, y recordó el trabajo con los pobres que hizo en la diócesis de Gregorio de Laferrere, "ya que esa comunidad está inserta en el conurbano (bonaerense) más profundo con necesidades insatisfechas".
"Mientras vaya descubriendo, voy a poder ir comprometiéndome e insertándome en la sociedad, que con la pandemia está cambiando tanto y dando paso a una nueva conversión eclesial", aseguró.
Barba agradeció la presencia de los invitados especiales, los fieles y las muestras de afecto recibidas desde el 2 de junio, cuando se conoció la decisión del papa Francisco de nombrarlo obispo de San Luis tras la renuncia de su antecesor Pedro Daniel Martínez Perea.
Barba, de 56 años, nació en Morón el 24 de abril de 1964, se ordenó sacerdote el 12 de agosto de 1989, es licenciado en derecho canónico y presidente de la Comisión Episcopal de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal Argentina.
La ceremonia se realizó ante un reducido número de invitados que pudieron acceder al templo mayor de la provincia bajo estrictas normas sanitarias por el coronavirus.
En tanto, una multitud se ubicó frente a pantallas gigantes en el atrio de la iglesia, respetando el distanciamiento social y con barbijos.
El flamante obispo caminó 8 cuadras desde la sede del Obispado llevando un cayado de pastor en su mano izquierda y saludando con la otra de manera permanente, e incluso desvió su recorrido en varias ocasiones para darle la bendición a los miles de fieles que lo acompañaban en su marcha o estaban parados en las calles.
La ceremonia se inició con el ingreso de los ministros acólitos, sacerdotes, obispos asistentes, luego se leyó la designación de la nueva autoridad y el arzobispo de San Juan, monseñor Jorge Eduardo Lozano entregó a Barba la documentación que lo acredita como titular del gobierno espiritual de la diócesis puntana.
También estuvieron presentes otros obispos de la iglesia argentina, además del gobernador Alberto Rodríguez Saá, líderes de cultos religiosos, intendentes y autoridades de varios sectores de la comunidad.
Barba destacó en su homilía la fiesta de San Benito Abad que se conmemora hoy y dijo que "un obispo debe ser el padre de todos".
"Es algo que siento profundamente, lo viviré seriamente y seré servidor desde la unidad, en una Diócesis que debe ser la madre de todos los carismas", agregó.
Martínez Perea destacó a su vez el acompañamiento que recibió en su gestión y aseguró que jamás se olvidará de los habitantes de cada uno de los pueblos y parajes que recorrió en su apostolado, reconociendo que "el pueblo de San Luis es muy católico y devoto".
Los obispos que lo antecedieron fueron Pedro Dionisio Tibiletti (1934-1945), Emilio Antonio Di Pasquo (1947-1961), Carlos María Cafferata (1961-1971), Juan Rodolfo Laise (1971-2001), Jorge Luis Lona (2001-2011) y Martínez Perea (2011-2020).