Desde hace meses, el COVID-19 tiene al mundo en estado de alerta. Este virus, que se originó en China, se regó por los países a una velocidad imparable. En primer caso positivo en Argentina se registró el 3 de marzo, el 10 la OMS decretó pandemia mundial y ocho días después se confirmó el primer contagio en Salta. Después vino el aislamiento total y desde entonces la preocupación se centró en buscar la manera de frenar la inevitable ola de contagios. Sin embargo, la provincia también enfrenta otras tres enfermedades: dengue, chikungunya o zika, transmitidas por el mosquito Aedes aegypti, que son endémicas.
Mientras se espera que a mediados de enero haya una curva ascendente de casos de COVID-19 en Salta, también preocupa la proliferación del dengue, por las altas temperaturas y las lluvias que propician la acumulación de agua estanca, especialmente en el interior provincia, como Tartagal.
El gerente del hospital público “Domingo Perón”, Juan López, comentó a El Tribuno que el año pasado no se pudo determinar un número específico de casos porque muchos pacientes optaron por evitar ir a la guardia. En el hospital se atendió a pacientes con COVID-19, y también a personas con síntomas severos de dengue.
“Nosotros no descartamos tener pacientes con ambas patologías, pero mucho, muchísimo, va a depender de la conciencia que tenga la gente, para evitar la proliferación del vector. Le pedimos a la comunidad que no se relaje con las prevenciones referidas a la COVID-19 y que todos nos comportemos con más responsabilidad será la clave”, dijo López.
Por otro lado el médico contó que las salas febriles del “Domingo Perón” están listas para recibir. “Estamos preparados y el servicio de laboratorio será fundamental para determinar de qué patología se trata”, adelantó.