Pasadas las 4 de la mañana de este miércoles, el vuelo de Andes 682 partió del Aeropuerto Internacional de Ezeiza partió cargado de 165 pasajeros rumbo a la Isla Soledad. La emoción fue difícil de contener, pues los pasajeros de ese vuelo eran todos familiares de soldados argentinos caídos durante la guerra por las Islas Malvinas.
Una de las pasajeras fue la salteña Cristina Lera, que junto a su hija Miriam, ingresó al cementerio Darwin, y adornó la anónima cruz blanca que marca la tumba de su hijo, con rosarios, fotos y flores.
Cristina había viajado en otras dos ocasiones a la Isla Soledad, pero este miércoles pudo saber con certeza el lugar exacto donde descansa el cuerpo de su hijo, Luis Guillermo Sevilla, muerto el 28 de mayo de 1982 mientras defendía el punto donde operaban los aviones Pucará.
“Su cuerpito esta ahí, ya puedo quedarme tranquila‘, susurró mientras contemplaba la cruz blanca. Le cuentan que todos los 28 de mayo prepara el locro que tanto le gustaba, y que la carta que les envió desde las islas desoladas por la guerra fue enmarcada y está colgada en su casa de Salta.
'Él le dijo a mi mama 'así puedo comprarte una casa y no andamos de aquí para allá sin tener donde vivir'. Y pobrecito le dio la casa, pero la pagó con su vida', recordó Miriam, la hermana del soldado caído en diálogo con Infobae.
Luis Guillermo Sevilla no tenía la obligación de hacer el servicio militar, ya que era el único sostén de su madre soltera, y Miriam no era más que una adolescente, pero decidió hacerlo por que sentía que servir en la Fuerza Aérea le abriría la posibilidad de estudiar y progresar.