El pasado miércoles, la división de Bomberos de la localidad salteña de Gral. Güemes recibió un desesperado llamado: un caballo había caído a un pozo que se había excavado para pozo ciego. El dueño no sabía en qué estado estaba el pobre animal, aunque vislumbraba que aún se encontraba con vida, incluso después de caer 8 metros al vacío.
"El pozo era muy hondo, el caballo entraba justo solo con el pescuezo doblado hacia uno de los lados. Se lo veía un poco nervioso pero sin heridas que pudieran poner en riesgo su vida" dijo el bombero Leonardo Flores.
La idea era “izar” al animal por medio de aparejos y un travesaño colocado en el pozo, y el dueño, que conocía bien al caballo, debería bajar para atarlo y tranquilizarlo.
"En un primer intento se nos rompió una soga y tuvimos que volver a empezar. Como el caballo estaba colaborando y reaccionando bien, esta vez ingresó un personal de bombero para colocarle la faja, luego reiniciamos el proceso para sacarlo del pozo, haciendo uso de nuestra camioneta para moverlo", contó el bombero.
Flores aseguró que por algún motivo, siendo que el equino estaba en shock o sabía que la labor era para rescatarlo, se mantuvo tranquilo y colaborativo durante toda la maniobra.
También se sorprendió que a pesar de la altura de la caída, el caballo no estaba mortalmente herido: todas las heridas eran superficiales.
El pozo en el que cayó el animal pertenece a una vivienda ajena. El caballo ingresó forzando el alambrado y terminó cayendo al pozo. Los dueños de la vivienda tomaron las precauciones necesarias para que no se repita el incidente, tapando el pozo.