Ubicada a un kilómetro y medio del centro de Pichanal, la comunidad de Algarrobal llegó hace cuatro años desde el paraje homónimo con la promesa de una mejor calidad de vida. Le prometieron cambios si dejaban sus tierras, pero éstos nunca llegaron.
Desde el día de ayer, las 70 familias tienen el agua potable que anhelaban. Esto es gracias al intendente Sebastián Domínguez, quien firmó un acta compromiso con los representantes de la comunidad cuando asumió hace 90 días, prometiendo llevarles agua.
"Ayer al ver la emoción de nuestros hermanos wichi, me sentí muy feliz y tranquilo, porque estamos haciendo lo que vinimos a hacer, mejorar la calidad de vida de nuestros vecinos, darle algo que es un derecho humano e inalienable y que jamás debió faltarles", comentó el funcionario.
El intendente anterior firmó un convenio entre el municipio y Aguas del Norte dos años y medio atrás, por un costo de 4 millones y medio. El pozo se hizo, pero no se concluyó el proyecto.
La llegada del agua potable da a los vecinos esperanza para una vida mejor, con planes para una huerta comunitaria, y el compromiso del municipio para proveer ganado menor. Además, se entregaron herramientas para que realicen artesanías, creando una fuente de ingresos.
Otra de las grandes preocupaciones en las zonas rurales es la falta de energía, por lo que se entregaron en calidad de comodato paneles solares, brindando energía a 150 familias. Se planea también la construcción de núcleos húmedos, queriendo solucionar los asentamientos de Pichanal.