A tan solo 100 kilómetros de la ciudad de Salta, apenas una hora y media en auto, enclavada en plena Quebrada del Toro, se encuentran las ruinas de Tastil, la ciudad precolombina más grande de Argentina. No se sabe con certeza que sucedió, pero la ciudad fue abandonada antes de que lleguen los españoles.
Algunas conjeturas apuntan a que la ciudad se quedó sin agua, o que sus habitantes se desplazaron hacia otras ciudades. Lo cierto es que, en el siglo XV, Tastil era una próspera ciudad a más de 3.100 metros de altura que llegó a superar los 2.000 habitantes.
Sin embargo, la respuesta podría estar cada vez más cerca: la reapertura del sitio arqueológico en la zona está despejando cada vez más incógnitas sobre si, por ejemplo, la ciudad fue abandonada antes o después de la llegada de los incas.
"En todos los alrededores de Tastil, donde están los sitios incas, hemos encontrado construcciones y cerámicas del estilo Tastil, entonces lo que yo postulo es que los incas desarticularon esa ciudad, es decir, redistribuyeron a la población a otros lugares como trabajadores, lo cual era una práctica frecuente en ellos", dice Christian Vitry, director del programa Qhapaq Ñan (Camino del Inca) en la provincia de Salta, Argentina.
Se cree que Tastil formaba parte de la red del famoso Camino del Inca, que conectaba centros de producción y de culto a lo largo de más de 40 mil kilómetros en América del Sur, atravesando los actuales territorios de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina.
El programa Qhapaq Ñan busca restaurar esta red de caminos. "Se está haciendo un trabajo sin precedentes, ya que la primera intervención que tuvo este sitio fue en 1969 con un equipo de La Plata, y ahora, cincuenta años después, estamos realizando tareas de conservación y consolidación del sitio arqueológico", apunta Vitry, quien lleva trabajando en Tastil desde noviembre del año pasado.
Gracias a los trabajos arqueológicos, Tastil cobra cada vez más relevancia, a medida que se van conociendo nuevos datos. Ahora se sabe que la ciudad ocupaba aproximadamente 18 hectáreas, contando con más de 1.200 recintos o espacios habitacionales. Y se han podido identificar calles principales, secundarias, espacios para encuentros públicos, cementerios y hasta más de 6.000 rocas con arte rupestre, lo cual lo convierte en uno de los sitios de arte precolombino más grandes de Sudamérica.
Pero además, Tastil podría haber sido un importante centro comercial y de las comunicaciones del Qhapaq Ñan. "Por ejemplo, hemos encontrado conchas marinas del Océano Pacífico, que está lejos. Hemos incluso encontrado semillas de maní, que solo se cultivan en zonas cálidas. Y una cantidad grande de esqueletos de llamas, que los incas utilizaban para el transporte, la comida, y la lana", explica Vitry. "Se dio como una primera pequeña globalización. De pronto aquí, en Tastil, se enteraron de que existía gente en Colombia, en Ecuador … fue toda una apertura de la comunicación, de abrir un continente que estaba encerrado en sí mismo".
Fuente: Banco Interamericano de Desarrollo