Ataques a frigoríficos de Rosario conectan a Los Monos y la barra brava de Newell’s

Cristian Avalle y otras seis personas fueron imputadas por balaceras y amenazas mafiosas al Sindicato de la Carne.

Ataques a frigoríficos de Rosario conectan a Los Monos y la barra brava de Newell’s
La sede gremial de Fausta al 5300 sufrió un principio de incendio el miércoles 3 de abril.

La audiencia sobre los ataques a frigoríficos de Rosario fue más allá de la sombra de Los Monos en Villa Gobernador Gálvez. A partir de la imputación a Cristian Avalle, la Fiscalía planteó este miércoles que un grupo identificado con la barra brava de Newell’s Old Boys “sobrevuela” las amenazas al Sindicato de la Industria de la Carne.

De acuerdo a la teoría del Ministerio Público de la Acusación (MPA), “Pupito” ordenó una serie de amenazas mafiosas al gremio y las principales empresas del rubro desde el Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza. Allí comparte pabellón con Carlos “Toro” Escobar y Leandro “Pollo” Vinardi, otros líderes de facciones de la tribuna rojinegra.

¿Por qué atacaron a los frigoríficos de Rosario?

“Claramente, la principal víctima de todo esto es el Sindicato de la Carne”, aseveró Franco Carbone este miércoles. Dentro de la denuncia de intimidación pública agravada y otros delitos, el fiscal remarcó que los ataques a los frigoríficos más importantes de la región son un mensaje inequívoco para el gremio.

El funcionario judicial recordó que casi todos los hechos denunciados en Rosario y Villa Gobernador Gálvez incluyeron una nota mafiosa que decía: “Todo ciclo tiene su fin. La nueva conducción”. Sin embargo, todavía no dio con elementos suficientes para confirmar la existencia de una “interna” en la organización liderada por José Alberto Fantini.

“A lo largo de los años, el Sindicato de la Carne ha tenido presencia en la barra brava de Newell’s”, apuntó Carbone. Hasta el momento, el secretario general no sufrió ningún apriete vinculado a los ataques incendiarios y balaceras.

Aunque no hay registro de pedido de dinero en la causa, el fiscal determinó que la saga delictiva de este mes sigue la misma “lógica de extorsiones y amenazas” a otros gremios de Rosario. De hecho, Avalle fue imputado en octubre como jefe de una banda polirrubro dedicada a esa actividad.

Las balaceras y agresiones con bombas molotov no sólo fueron contra el sindicato. También apuntaron contra el frigorífico de Coto y plantas de otras empresas como Paladini, Swift y Mattievich.

Lenguaje encriptado en la cárcel y llamadas trianguladas

La evidencia presentada por el MPA indica que Cristian Avalle ordenó los ataques a frigoríficos con la ayuda de su familia. Dado que tiene permitido usar un teléfono fijo en Ezeiza, su madre Gladys Yolanda R. y su pareja Miranda Escalante triangulaban las llamadas para que el socio de Los Monos se contactara con otro preso en Rosario.

El fiscal de la causa subrayó que “Pupito” utilizaba un “lenguaje encriptado” para dirigir el plan mafioso desde Ezeiza. “Muchas veces cuesta entenderlo”, reconoció sobre los mensajes y otras comunicaciones interceptadas.

La estrategia de Avalle no sólo se basaba en órdenes directas a los delincuentes que estaban en la calle. También contó con el apoyo de Fabrizio Joel Hernández, un “instigador intermedio” que entonces estaba alojado en la Unidad Penitenciaria 6. Allí “seleccionaba medios y personas” para las agresiones a los frigoríficos.

Cristian Rubio fue detenido cuando huía con una bomba molotov y carteles mafiosos.
Cristian Rubio fue detenido cuando huía con una bomba molotov y carteles mafiosos.

“Pupito” reconoció ante el juez Nicolás Foppiani que utiliza el teléfono fijo de la cárcel de Ezeiza, pero negó haber dado las órdenes que le atribuyen. Luego recordó que hay 15 personas en el mismo pabellón y deslizó que el plan fue ejecutado por otro preso.

En cuanto a lo ocurrido en la calle desde el 3 de abril, Cristian Damián Rubio fue imputado como uno de los autores materiales. Otro delincuente se encuentra prófugo luego de 18 allanamientos en la última semana. La hermana y la pareja de este último quedaron bajo prisión preventiva y domiciliaria, ya que se las considera partícipes secundarias.