A casi cuatro meses de la reactivación del tren que cruza la laguna, funcionarios nacionales y provinciales se reunieron este martes para analizar el “crecimiento desmedido” de La Picasa. Desde principios de mes, los productores del sur santafesino temen que se repitan desbordes como los de la crisis hídrica de 2017.
Las lluvias registradas en diciembre 2019 junto con las de enero y febrero pasado son los eventos que tuvieron el mayor impacto en la región. El escurrimiento del agua procedentes de otros distritos es un factor que preocupa, de modo que se plantearon medidas para acotar el incremento.
El subsecretario de Obras Hidráulicas de la Nación, Gustavo Villa Uría, fue uno de los funcionarios presentes para tratar el tema junto al director de Política Hídrica, Pablo Storani. A la mesa se sumaron el subsecretario de Estudios y Proyectos, Jorge Collins y el director provincial, Nicolás Fernández.
El presidente del Comité de Cuencas, Juan Carlos Duhalde, asistió a la reunión sobre La Picasa. Lo mismo hicieron representantes de la Sociedad Rural de Rufino, funcionarios municipales y el senador del departamento General López, Lisandro Enrico.
El objetivo consensuado por las autoridades es “disminuir los anegamientos rurales” en el sur santafesino. Al respecto, los especialistas remarcaron que la región es el “colector final de los escurrimientos propios”, así como el agua procedente de Buenos Aires y Córdoba.
A principios de mes, el presidente de la Asociación de Productores del Sur de Santa Fe (Aprusfe), Enrique Rey, señaló que en la entrada a La Picasa ingresaban 50 metros cúbicos por segundo y la laguna crecía 2 centímetros por día. “Lloviendo así, peligra la Ruta Nacional 7 y la reciente obra terminada del Ferrocarril San Martín”, concluyó.