La intendenta Mónica Fein lamentó que el clásico rosarino pueda jugarse en Buenos Aires a puertas cerradas y se comprometió a "seguir trabajando para se juegue con las dos hinchadas".
La locación para el encuentro por la Copa Argentina despertó la polémica. La mandataria local y el gobernador cruzaron opiniones y a la disputa se sumó una concejala de Santa Fe.
Fein fue la primera en apoyar la propuesta para que sea en Rosario, mientras que Miguel Lifschitz manifestó: "Este tema nos excede".
Por su parte, la edila Marcela Aeberhard, ante la posibilidad de que se realizara el encuentro en la capital provincial se negó por cuestiones de seguridad.
Además, los clubes rosarinos no se ponían de acuerdo con la fecha, por lo cual desde la Copa Argentina indicó tomó cartas en el asunto y anunció que podrías ser 24 de octubre en el estadio de Lanús y a puertas cerradas.
"Somos muy respetuosos de la decisión de los organizadores", aclaró Fein. Y agregó: "Tenemos que seguir trabajando a futuro para el partido más importante de la ciudad se juegue con las dos hinchadas".