En las últimas horas se conoció el cierre de la sucursal Rosario de Johnny B. Good. El local de origen cordobés en la esquina de Oroño y Güemes abrió en 2012 y fue un emblema de la reconversión de Pichincha a polo gastronómico. Lo cierto es que en el barrio ya suman 15 los bares y restaurantes cerrados.
"Se trata de unos 440 empleados en promedio que han perdido su trabajo si sumamos los 15 negocios que cerraron desde el inicio de la pandemia", indicó a Vía Rosario, el presidente de Mercado Pichincha, Renaldo Bacigalupo.
El panorama que enfrentan en el sector es adverso pese a que desde principios de junio pueden recibir clientes, aunque a 50 por ciento de la capacidad instalada. "El presente es muy complicado y si bien en el comienzo de la pandemia hubo casos en los que directamente no se cobró alquiler, hoy sostener los gastos de un local grande se hace cuesta arriba", precisó Bacigalupo, intentado explicar lo que ocurrió con Johnny B. Good, franquicia que tras su cierre deja 45 trabajadores en la calle.
"El objetivo de muchos operadores es aguantar para intentar vender el fondo de comercio. Es una variante más atractiva que desalojar un lugar y tener que vender el mobiliario por separado. De todas maneras es muy triste que la salida sea el cierre", expresó el referente de Mercado Pichincha.
Insisten
Aunque no se descarta retroceder de fase ante la escalada de contagios en Rosario, desde el rubro gastronómico insisten en que la extensión horario les posibilitará aumentar la rentabilidad y no ir a pérdida. “Tenemos un buen diálogo con las autoridades municipales e insistimos en plantear que sobre todos los fines de semana el cerrar las puertas a las 23 deriva en que los jóvenes terminen reunidos en una casa sin respetar protocolo alguno y allí se dan los contagios. En los bares y restaurantes las medidas sanitarias se respetan”, aseguró Bacigalupo.