En el marco de la semana del ambiente, el Gobierno Municipal de Rafaela, el Concejo Municipal y el Centro de Capacitación del Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe organizaron una conferencia que fue dictada por el ministro de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti denominada “El nuevo enemigo: el colapso ambiental”.
Expuso los factores causantes del colapso climático y sus incuestionables consecuencias, como las guerras del agua; los incendios forestales masivos; la destrucción del paisaje; las nuevas enfermedades y pandemias; la crisis del modelo económico, político e institucional.
También explicó las pautas indispensables para dejar atrás la etapa utópica del paradigma “verde” y contribuyó a ayudar a pensar una nueva narrativa que unifique las conductas de las personas hacia un camino de esperanza.
“Venimos de la pureza y vamos hacia la contaminación. Hoy tenemos las guas de los mares, ríos y las subterráneas. Está contaminado el aire y el paisaje. ¿Qué queda de puro, de natural? Muy poco, incluso, el paisaje es cada vez más artificial”, inició la disertación.
“Una segunda tendencia es el paso de la diversidad a la homogeneidad. En el mundo natural hay muchísimas especies, y ahora vamos a la homogeneidad: tenemos más animales domésticos y de los que nos alimentamos que de los otros, que se van extinguiendo. Hoy la defensa de la biodiversidad es el gran tema del año en las Naciones Unidas. Incluso el pensamiento se hace más homogéneo y se pierde cada vez más el pensamiento crítico. Lo único que hacemos es tener un sesgo de confirmación: buscamos confirmar lo que ya pensamos. Y cada vez es más rígido lo que pensamos”, agregó.
“También pasamos de un sistema en equilibrio a otro en desequilibrio. Los primeros tienen un orden, como por ejemplo, las estaciones: otoño, invierno, primavera y verano, sobre una extraordinaria estabilidad. Eso está cambiando y vamos al desequilibrio: los inviernos no son tan fríos y los glaciares se derriten, los animales no saben cuando migrar, las turbulencias son cada vez más fuertes... Entonces, todo lo que conocemos va cambiando y tiene un impacto: las ropas para invierno ya no son iguales que antes”, añadió.
“Otra tendencia importante es ahora se empieza a hablar sobre la acción humana sobre el hombre. Por ejemplo, la interacción con la inteligencia artificial. ¿Hasta que punto el ser humano va a seguir siendo humano en la medida en que se cambia el lenguaje (que comienza a ser digital, comienzan a influenciar los algoritmos en la forma de decidir)”, indicó.
“Todo estos cambios, se dan con una extrema velocidad. La vida era muy tranquila hasta el siglo XIX. Pero si vemos hoy la velocidad del cambio, vemos que es muy difícil adaptarse. Todo esto ha descolocado a la clase política mundial, porque nadie sabe qué hacer. El problema de la gobernabilidad es que hasta el siglo XX se pensaba en el progreso indefinido. La izquierda pensaba que el futuro era el socialismo y la derecha que era el capitalismo avanzado. Hoy nadie cree que hay un progreso indefinido: todo el mundo piensa que si seguimos así, chocamos”, comentó.
“Siempre se pensó que la gobernabilidad era el control y el cambio. Hoy se puede tener una idea de qué es lo que hay que hacer, pero hoy hay lo que se llama ‘vetocracia’, es decir, más capacidad de veto que de cambio. La política ha dejado de ser un proceso de cambio para ser una multiplicidad de acciones que paralizan. Y esto es un problema muy serio, porque prolifera la idea de que no hay control”, afirmó.
“Todos queremos al campo, por su enorme riqueza. Pero si sigue el cambio climático, ya no podrá ofrecerla”, sentenció.
Ante todo este colapso, surge la idea del apocalipsis. “Hay un autor interesante, Niall Ferguson, que dice que no hay que presentarlo de esta forma, porque la idea del apocalipsis es la más sobrediagnósticada de la historia. El dice que hay que ocuparse de los problemas concretos. ¿Qué podemos hacer? La buena noticia es que el mundo ya está cambiando. En la economía, ya se hizo el cálculo de que seguir así es más caro que cambiar. La pandemia dejó en claro que no hay salud humana si no hay salud de la naturaleza. El costo humano y económico de la pandemia fue astronómico. Entonces, tenemos nuevas enfermedades o enfermedades antiguas que vuelven. El sistema financiero global ya no presta dinero si no se cumplen con cláusulas ambientales”, detalló.
¿Cuáles son las oportunidades que tiene el país? “No vamos a poder inventar el mejor auto o el mejor avión con combustibles fósiles. Pero no están inventados los que funcionan con otro tipo de energía. Podemos tener el mejor turismo sustentable. Lo que nos falta es la cabeza de estadistas, para solucionar los problemas a mediano o largo plazo. Con narrativas distintas. Si seguimos así, no vamos a ganar”, concluyó.
“No es la idea del apocalipsis, que no podemos hacer nada. Podemos hacer un movimiento nacional e internacional. En todo el mundo hay un movimiento importante, con otra cabeza, de pensar el mundo de otra forma, mucho más integrando. No es nuevo: Leonardo Da Vinci pintó una obra, que es el Hombre de Vitrubio, del Hombre y la Mujer integrado al Universo. Eso es lo que queremos: poner de acuerdo al sistema económico, social, político y jurídico con el sistema natural, porque hoy están en cursos distintos”, cerró.