Rafaela tuvo un gran movimiento masónico, casi desde la misma creación de la colonia. Y se expandió, desarrollando la población, hasta hacerla la más importante de la región. Pero, por motivos que aún no quedan del todo claro, perdió terreno en la década del 30. Y de las dos logias que había (primero La Antorcha y luego, La Hija de Garibaldi), no quedó ninguna. Pero ahora, a casi 100 años de su máximo apogeo, la masonería vuelve a reaparecer. De hecho, hay una treintena de personas (entre Rafaela y la región) que pertenecen a la última logia, que retomó sus actividades.
Así lo confirmó Ramiro Dall’Aglio, el santafesino que es el Pro Gran Maestre de la Gran Logia Argentina, quien estará presente este viernes 14 de octubre, junto al Gran Maestre Pablo Lázaro y el historiador Gustavo Robert, dando una charla sobre “Masonería en Rafaela”. Será en uno de los edificios más emblemáticos del movimiento en la ciudad: el Centro Cultural del Club Ben Hur, en donde alguna vez estuvo “Sociedad Centro Obrero Cosmopolita de Socorros Mutuos de Rafaela”, en donde funcionó la Logia “La Antorcha”.
En diálogo con FM Galena, Dall’Aglio comentó que eligieron Rafaela “porque tenemos una logia, desde hace 4 o 5 años, con un crecimiento importante, al igual que en otros lugares del país. Siempre hubo masonería en Rosario y Santa Fe. Y luego de estas dos ciudades, Rafaela es el lugar en donde más ha crecido”. “Nuestra intención es difundir lo que es la masonería del Siglo XXI, pero también lo que fue la del XIX. Rafaela tiene una historia riquísima, ya desde fines de ese siglo”, agregó.
“Ya el 6 de enero de 1895 se levantó la Logia ‘La hija de Garibaldi’, que es la que actualmente funciona en Rafaela. Tiene alrededor de 30 miembros, todos de la ciudad o de la zona de influencia. Hubo gente muy relevante en la vida de la ciudad que fue masón: su primer intendente, Manuel Giménez, Pedro Avanthay, Jorge Coffet, Carlos Mognaschi, Marcelino Demicheli, Juan Compagnucci, entre otros”, relató.
“Estamos trabajando para conseguir una sede. El crecimiento institucional también significa conseguir un lugar para trabajar. Durante el siglo XX perdimos casi 400 inmuebles. Desde 2008 cambiamos y pasamos de ser una masonería secreta a discreta (no decir quienes son los integrantes) y mostrar qué es lo que somos, que hicimos y qué queremos hacer”, contó.
¿Cómo poder ingresar para ser masón? “Hace 100 años era complicadísimo, porque tenías que conocer a algún miembro. Hoy es mucho más sencillo: se busca en las redes sociales”, respondió.
Masones en la historia
“Nos gusta contar la historia, porque desde el inicio del país existe la masonería. La jabonería de Vieytes o la Logia Lautaro, que es la herramienta que usó el General San Martín para el plan emancipador de América”, recordó. Pero también mencionó que “la masonería no tiene olor a naftalina ni color sepia, sino un futuro muy importante. Hace una década éramos 2.500 y hoy superamos los 10.000. Tenemos logias en varias ciudades de la Argentina, con un crecimiento exponencial″, destacó. “Y hay muchos jóvenes: antes el promedio de edad estaba en los 56. Ahora, 35″, agregó.
“Lo que tenemos para ofrecerle a la sociedad argentina, en donde está todo convulsionado, con grieta y agresión, en la masonería se encuentra un espacio en donde la gente que piensa exactamente lo contrario, con cualquier religión, partido político, y poder debatir valores como la tolerancia, el respeto y la libertad. De esa forma, alcanzar un crecimiento individual y colectivo. La idea es que nos tratemos como hermanos y crecemos con las posiciones antagónicas para poder empatizar con el que piensa distinto. Los argentinos somos campeones mundiales en encontrar desacuerdos. Lo que se aprende en la masonería es encontrar dos, tres o cuatro puntos en donde sí pensamos igual y ponernos a trabajar en conjunto”, describió.
Dio una explicación para uno de los grandes misterios de la vida política del país: por qué Urquiza no terminó avanzando en la batalla de Pavón. “Podría haber vencido al ejército de Buenos Aires. Pero en un momento se los convoca y el Gran Maestre firman una tenida (una reunión de masones) dejar las peleas y resolver en un espacio racional las diferencias. Esto está documentado”, indicó.