El secretario general de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky, mantiene en alto el reclamo por un bono de fin de año. “Si hubiera una suma fija de $40.000, los salarios más bajos recuperarían toda la pérdida de la inflación”, sostiene el también diputado nacional del Frente de Todos.
En una entrevista con este medio desde el Salón Delia Parodi del Congreso, el legislador reconoce que al Frente de Todos “le falta determinación” para poner el tema de la distribución del ingreso “como prioridad de la agenda”.
Además, sostiene que “es imposible imaginar cualquier ecuación política en el Frente de Todos sin Cristina” Kirchner y se muestra crítico con el presidente Alberto Fernández: “Su gestión no estuvo a la altura de la necesidad”.
-La CTA sigue reclamando una suma fija, ¿por qué el Gobierno y otro sector del sindicalismo se resisten?
No solo son el Gobierno y un sector del sindicalismo, sino también la UIA (Unión Industrial Argentina). El empresariado no quiere que el Gobierno defina un aumento salarial. Ellos reivindican que son los empresarios los que definen el costo de la mano de obra, no el Gobierno. Y lamentablemente un sector de la CGT ha tenido una actitud “seguidista” de esta posición. Nosotros no proponemos que a partir de ahora no haya más paritarias. Estamos diciendo que en esta emergencia, en este fin de año, si hubiera una suma fija de $40.000, los salarios más bajos (sobre todo los de $150.000 para abajo) recuperarían toda la pérdida de la inflación. Se trata de una decisión de emergencia, que de ninguna manera implica dejar de lado las paritarias.
-¿El Gobierno también tiene una actitud “seguidista”?
Yo creo que el Gobierno le está cuidando la espalda a los intendentes. En muchos municipios, los salarios hoy no llegan a $60.000. La ministra de Trabajo me ha dicho que la autonomía de los municipios determina que ningún trabajador municipal va a cobrar una suma fija, y los trabajadores públicos de las provincias tampoco, porque son decisiones que toman las provincias. Yo sé que es así. Pero también sé que cuando hay una suma fija otorgada por el Gobierno, inmediatamente se genera un “efecto dominó”. Me da la sensación de que el Gobierno le está cuidando la espalda a las provincias y a los municipios. Es un error, porque necesitamos recuperar el poder adquisitivo. Espero que el Gobierno emita una señal.
-Detrás está el debate sobre la distribución del ingreso. En el Congreso, el proyecto de “renta inesperada” no avanzó, ¿por qué cuesta tanto dar la discusión sobre la rentabilidad empresaria?
El empresariado tiene lobbystas muy eficaces, que en algunos bloques casi son representantes directos. Y lamentablemente en el Frente de Todos, además de que nos faltan votos, falta determinación. Que nos faltan votos es un hecho objetivo. Y nos falta determinación porque yo creo que hay que poner esto como prioridad de la agenda, y no lo es para todos. Yo entiendo que tenemos que lograr la estabilidad de la economía, entiendo que estamos pasando otra vez una zona de turbulencias, que empieza a haber una presión muy fuerte del dólar ilegal y que hay sectores que están propiciando una megadevaluación que terminaría de pulverizar el poder adquisitivo. Pero nosotros no podemos hablar de estabilización de la economía y recuperación del poder adquisitivo en términos contrapuestos, porque sino reproducimos la lógica que le criticamos a los neoliberales.
-Usted es uno de los dirigentes que más clama por “Cristina 2023″, ¿por qué tiene que ser candidata?
Porque dentro del Frente de Todos es la figura política que sigue concitando el mayor apoyo en términos electorales. Y ese apoyo tiene que ver con que Cristina siempre tuvo en el radar las demandas de los más postergados. Otros tienen en el radar la estabilidad económica o saldar los compromisos con el FMI. Pero Cristina tiene siempre presente el tema de la distribución. Últimamente, en cada intervención que ha hecho, siempre ha ido con un gráfico donde trata de que veamos reflejada la curva ascendente de la rentabilidad empresaria y la curva descendente de los asalariados. Esa es la condición que hace que Cristina siga siendo, para un sector muy grande de la población, una esperanza. Y además, porque su peso dentro del Frente de Todos es determinante. Es imposible imaginar cualquier ecuación política que implique definir candidaturas a futuro o equilibrio de poderes en el Frente de Todos sin Cristina. Mi decisión es una mezcla de reconocimiento y de pragmatismo.
-¿Alberto Fernández lo desilusionó?
En términos de sostener políticas para pisar algunos callos de sectores poderosos, en un momento en el que había mejores condiciones (porque recién se había asumido, porque el propio Alberto inicialmente tenía un alto nivel de imagen positiva y porque teníamos la pandemia, que podía ser la razón que explicara algunas medidas para poner límites a los sectores más concentrados), Alberto no tomó el toro por las astas. Y eso habla de una gestión que no estuvo a la altura de la necesidad, de acuerdo a la expectativa que yo tenía.
-¿Es válido que intente ir por la reelección?
Al ser un presidente en ejercicio, es difícil que por lo menos no exprese módicamente esa intención. Un presidente que hace su primer mandato y que no aspira a un segundo mandato estaría reconociendo cierta minusvalía. En ese sentido lo entiendo. Lo que no entiendo es que Alberto no demuestre ser el primer interesado en convocar a un espacio colectivo de las principales figuras del frente que pueda generar la alquimia política necesaria para que, sea cual fuera la decisión sobre la candidatura, sea construida con acuerdo de todos los sectores. No me preocupa que Alberto diga “quiero ser presidente”, lo que me preocupa es que no diga “quiero que haya una mesa para que discutamos las candidaturas, qué tiene para ofrecer todavía el Frente de Todos y cómo encaramos los desafíos que vienen”. Yo se lo reclamo a Alberto porque es el presidente. Y Cristina y (Sergio) Massa, independientemente de que otros participen, no pueden faltar.
-En esa mesa, y pensando en las listas para las próximas elecciones, ¿qué lugar debería ocupar el sindicalismo?
El movimiento sindical, en esta etapa, tiene que ser parte de la construcción de la política del Frente de Todos, aportar en la campaña y, por supuesto, tener lugares en las listas. El movimiento sindical, en la medida en que es protagonista de la disputa política y social, tiene capacidad de diálogo con la sociedad y se legitima, tiene que estar representado. Los diputados que están hoy son todos capaces de dialogar en cualquier ámbito mirando a los ojos a la sociedad, son reconocidos por su trayectoria y no tienen que ocultar ningún prontuario. Ese sindicalismo tiene que crecer en representación en las Cámaras y en las provincias.
-A casi tres años de mandato del Frente de Todos, ¿cree que las diferencias internas desgastaron al Gobierno?
Es bueno que haya diferencias, pero esas diferencias se deben discutir en un ámbito como el que Cristina durante mucho tiempo reclamó. Ella reclamó un monitoreo y una participación en las decisiones de política económica que siempre el ministro de Economía (Martín Guzmán) retaceó. Recién hoy hay un manejo de la economía donde Cristina o Axel Kicillof participan en tiempo real. Eso que hoy ayuda, hubiese ayudado antes. Alberto fue demasiado permeable al discurso de algunos grandes medios que intentaban mostrar a un presidente en condición de títere, y eso dificultó algo que se tendría que haber dado naturalmente. Cristina jugó un papel importante para que él estuviera al frente de la presidencia, y Cristina tenía que jugar un papel importante, sin menoscabar la autoridad presidencial, en la definición de las políticas. Eso no se dio y nos produjo un desgaste.