A días del Balotaje, el humorista Ricardo Leguizamo publicó en sus redes sociales un monólogo en donde reflexionó sobre la realidad de nuestro país.
En el video dejó de lado cualquier tipo de posicionamiento político partidario para dar un claro mensaje: la necesidad de convocar a la unión entre los que piensan diferentes y reivindicar el respeto y la tolerancia.
Con una férrea defensa de la democracia, resaltó que más allá de que “ha sido maltratada” continúa siendo el mejor sistema de convivencia ciudadana. “Esta democracia herida y por la que muchos pibes dieron su vida aún te da la posibilidad de elegir”, afirmó.
“Quiero hablar de la imperiosa necesidad de comenzar a respetarnos y dejar de matarnos entre nosotros”, fue, quizás, el leitmotiv del descargo de un Leguizamo que más allá de la coyuntura económica (de la que no hace caso omiso en su análisis) se centra en destacar el valor del respeto y, en memoria a su abuelo, la virtud de la palabra como columnas vertebrales de una Argentina que se pretenda democrática y próspera.
LA REFLEXIÓN
“Tragicómico todo lo que nos pasa. Pero lo que más me duele es ver gente que quiero, compañeros de escuela, amigos de toda la vida, familias distanciadas por estas elecciones. En las redes se destrozan con palabras de las que es muy difícil volver”, consideró.
Sin tomar partido, esgrimió críticas hacia ambas partes: “estamos eligiendo lo que hay entre dos candidatos que son apodados por el común de la gente como el panqueque y el loquito”.
Una imagen muy reiterada por estos tiempos es la de jóvenes que se van del país, hecho que interpeló a Leguizamo a partir de una experiencia cercana y que transmitió durante su monólogo.
“Mi amigo Jorge fue a despedir a su hijo a Ezeiza. Su hijo recibido con honores en una Universidad Pública decidió irse por no encontrar trabajo. Jorge me dijo ‘nunca había vivido un momento así Ricardo, tuve que darle fuerza yo al gurí y decirle; ¡vamos te vas a llevar el mundo por delante, tu mamá y yo vamos a estar bien acá, te vamos a seguir por zoom, nos hablamos todos los días! Por dentro sentía que me iba quebrando en pedazos’”, describió.
Luego, durante su alocución, brindó datos sobre la situación económica, política y social que transita el país.
“Después de Venezuela, Argentina tiene el salario más bajo de Latinoamérica. El 50% de este país no tiene cloacas. Seis de cada diez chicos son pobres. Siete en el Conurbano. Se roban más de 6 mil celulares por día. De 100 gurises, solo 16 terminan en tiempo y forma la secundaria”, señaló.
A renglón seguido, subrayó: “yo podría seguir en forma interminable hablando de la desgracia argentina que todos sufrimos. Pero quiero hablar de la imperiosa necesidad de comenzar a respetarnos y dejar de matarnos entre nosotros”.
Reconoció que “la democracia ha sido maltratada, le inventaron lista sábana, ley de lemas, diputados testimoniales”. “Vos votabas a García pero aparecía Pérez. Y se llegaron a votar leyes con diputados truchos”, agregó.
“Esta democracia herida y por la que muchos pibes dieron su vida aún te da la posibilidad de elegir. Podes elegir de hacer un voto nulo, es decir, podes poner la foto de Pepín Rodríguez Simón o la de Insaurralde. Te da la posibilidad de votar en blanco, es decir, no podes poner nada en el sobre, poné la foto de Alberto Fernández que es la nada misma y te da la posibilidad de votar a Massita o al Peluca. Es lo que hay”, sostuvo.
En este sentido, remarcó que “debemos respetarnos porque dentro de dos años esta misma democracia a la que le ponen palos en las ruedas nos va a poder permitir sacar lo que no nos gusta”.
Sobre el final, Leguizamo recordó a su abuelo que inmigró al país en el siglo XX: “Yo comencé este video -dijo- con las contradicciones de nuestros candidatos porque hubo un tiempo en que la Argentina no era así”.
“Mi abuelo bajó de los barcos con un nudo en la garganta porque había dejado sus padres a miles de kilómetros de distancia, sin saber el idioma y muerto de hambre. Murió convencido que estaba en el mejor país del mundo. Claro, el logró una familia y comprar una casa”, indicó.
Y continuó: “un domingo de pastas contó por enésima vez que la casa se la compró al piamontés Berta y que no le alcanzaba la plata y el piamontés le dijo ‘la casa es suya Don Luis, me la paga cuando usted puede’. Antes del año, el abuelo canceló su deuda y en ese almuerzo mi tío Meco le dijo lo pudiste hacer porque no había inflación”.
“Mi abuelo levantó la cabeza, con esos ojos profundos que tenía, y le dijo ‘eso lo pude hacer porque había palabra’”, concluyó.