En la mayoría de los casos al hablar de medicina veterinaria y del cuidado de nuestras mascotas olvidamos un aspecto central: la salud emocional y la educación. El médico veterinario Santiago González visitó los estudios de Vía Paraná para hablarnos de la Etología, rama de la veterinaria en la que se especializó y a través de la cual se estudia, diagnostica, previene y trata el comportamiento animal con el objetivo de mejorar la calidad de vida y el vínculo social.
“Educar es dar buenas pautas de crianza y enseñanza para que el animal pueda convivir en sociedad sin tener problemas”, explicó el profesional quien egresó como médico veterinario en 2011 y tres años después se especializó en Etología Clínica y adiestramiento. “Lo que vemos muchas veces es que la atención veterinaria se enfoca en el problema físico y se olvidan los problemas mentales y emocionales que pueden tener nuestras mascotas, es importante entender que salud emocional y física van de la mano”, dijo.
A modo de ejemplo, González contó el caso de ‘Pupy’, una cachorra con epilepsia que le generaba convulsiones difíciles de controlar, “los colegas, neurólogo y clínico, vieron que había algo mas que el trastorno físico y me consultaron, tratamos el trastorno de ansiedad, además de bajarle la medicación que estaba tomando logramos que no padezca mas las convulsiones”, señaló.
Consultado acerca de cuándo se debe comenzar a educar a un cachorro, el veterinario explicó que “como siempre la prevención es lo primero, empezar de cachorros, desde los dos meses. Es fundamental comenzar con la educación en casa, cuidando al animal de no exponerlo a enfermedades pero si socializarlo, que tenga relación con animales, personas y ruidos”. Este abordaje va a permitir que el día de mañana nuestra mascota no sea ni miedosa ni agresiva, “la paciencia es central en la educación”, explicó González al tiempo que agregó que “hay actitudes como arañar, morder las cosas de la casa que son conductas que se pueden redirigir, hay que enseñarles a no tomarlo como algo gracioso para no incentivarlos a que lo hagan; es necesario reconducir esa necesidad hacia objetos adecuados para cubrir esa demanda”.
Finalmente, el profesional explicó las particularidades de los perros y gatos; “el perro necesita de su grupo social, su manada, su familia; en cambio el gato necesita su territorio, aunque eso no quiere decir que no sea sociable”. “Es importante la adaptación temprana para que puedan tener contacto agradable y frecuente con personas y animales, de esa manera podemos disfrutarlos en familia”, subrayó.