A mediados de 2010, hace casi una década, una pareja denunció que su hija de 9 años fue abusada sexualmente por su vecino, un suboficial del Servicio Penitenciario Provincial. Al poco tiempo llegó otra denuncia a la sede de la Comisaría de la Mujer: una mujer denunció al mismo sujeto por violar a sus hijas de 10 y 11 años.
A partir de las acusaciones, el efectivo fue apartado de su cargo, detenido por los graves hechos y quedó detenido en la Unidad Penal n°2 de Oberá. Sin embargo, el sujeto identificado como Eduardo Iván Coito, hoy de 38 años, salió en libertad dos meses más tarde y continuó cruzándose con sus víctimas. Un año después dispusieron el sobreseimiento definitivo del hombre, a pesar de cargar sobre sí tres denuncias por abuso sexual simple.
El mes pasado un nuevo hecho movilizó entre los recuerdos de dos familias heridas y el caso volvió a estar sobre la mesa. Es que el último 30 de noviembre el efectivo fue denunciado por tercera vez, en esta oportunidad por violar a otras dos pequeñas de 9 y 11 años. Las víctimas eran sus hijastras y la denuncia la realizó su propia concubina.
A raíz de la última acusación, los padres que denunciaron el primer caso en 2010 sostuvieron que la Justicia los defraudó. Indicaron que una de las víctimas de ese entonces, de la segunda denuncia, padece de retraso madurativo por lo que en su momento la madre no quiso exponerla.
El padre de la niña que hoy tiene ya 18 años precisó que cuando se acercó a la comisaría le cuestionaron porqué había ido él y no la madre, incluso dudaron, y asimismo intentaron responsabilizarlo por dejar que la pequeña vaya a la casa de su vecino, cuando la realidad era que jugaba con el pequeño hijo que éste tenía.
Lamentaron además que por no haberles creído a las niñas, el depravado continuó "lastimando criaturas". Relataron que hubo una oportunidad en que el abogado defensor del acusado les ofreció realizar un trato: si levantaban la denuncia, el sujeto se iba del barrio. A pesar de haber seguido luchando, nada avanzó.
El sujeto se separó de quien fuera su pareja y ésta se fue de la casa junto al hijo de ambos. Desde hace tres años formalizó otra relación con otra mujer, la madre de las niñas de 9 y 11 años que más tarde serían víctimas del efectivo. Las mismas criaturas le relataron a su madre que el hombre se aprovechaba de ellas en su ausencia, cuando se encontraba trabajando.
Según explicó la pareja, la familia del violador los amenazaban y ellos seguían sin encontrar respuestas. Cada vez que se acercaban al Juzgado les decían que no había ninguna novedad. Con los informes de las declaraciones en Cámara Gesell, añadieron, tampoco saben qué sucedió.
La gota rebalsó el vaso cuando se enteraron de que el sujeto que abusó de su hija volvió al barrio. Les dijo que como había sido sobreseído, podía vivir donde él quisiera. Ahora se pusieron a disposición de los denunciantes de los casos recientes e indicaron que su hija, ya mayor de edad, también está dispuesta a declarar.