Jorgelina Guanini tiene 26 años. Desde que debutó en el profesionalismo en 2015 sueña con ceñirse el cinturón de campeona mundial. "Ya falta cada vez menos, los días se hacen cada vez más largos pero estoy bien, concentrada, esperando que llegue el gran día, sobre todo el jueves 13 que es el día del pesaje", suelta con la simpatía propia de una joven que no escatimó esfuerzo para hacerse de esta oportunidad.
Estaba en España cuando su entrenador Esteban Rosales le avisó de la posibilidad de enfrentar a la actual monarca de la categoría, Débora "La Gurisa" Dionicius y no dudó en "pegar la vuelta", como dice sin abandonar esa sonrisa que la acompaña desde la cuna. "Es lo que vengo buscando hace tiempo y por eso volví a Argentina", subraya.
El 7 de octubre de 2017, Jorgelina se sintió despojada cuando cayó por decisión dividida ante la púgil "grancanaria" Davinia Pérez. El combate por el título Silver del Consejo Mundial de Boxeo, se llevó a cabo en Las Palmas, España. El fallo fue considerado extremadamente localista y pese las promesas de repetir el enfrentamiento, no se concretó. En la madre patria, la necochense estuvo bajo la tutela del equipo de Sergio "Maravilla" Martínez y, mientras trabajaba para solventar su estadía, se sometía a largas sesiones de gimnasio y ring con la mira puesta en esa llamada que ahora sí llegó. Pero antes tuvo tiempo para viajar a Jujuy, en marzo de este año, y convertirse en campeona sudamericana de la categoría Gallo, al vencer por puntos a la pugilista local Julieta "La Zorrita" Cardozo.
Y este viernes se encontrará con una gran boxeadora. Enfrentar a "La Gurisa" no será tarea fácil. La entrerriana, de 30 años, sigue invicta y su récord es de 28 peleas ganadas, seis de ellas por nocaut, sin derrotas ni empates. La entrerriana fue considerada como la mejor del planeta, ya que en junio recibió el premio a la Mejor Boxeadora del Año por parte de la Federación Internacional de Boxeo.
Jorgelina sabe de esperas largas, sacrificios, esfuerzos que a su edad aparecen disimulados en esa sonrisa franca que ofrece a diestra y siniestra. Sus allegados aseguran que está siempre dispuesta pare entrenar y ahí va con destino a Concordia. Un sueño mundial la espera. Y debe ser cierto aquello de que los sueños son necesarios para la vida.