La mañana de este jueves 26 de enero arrancó con temblor de magnitud 3,9 a eso de las 8.28 horas, y sorprendió a los vecinos de Mendoza. Fue a una profundidad de 11 km, por eso se sintió tanto en el Gran Mendoza.
El fenómeno se percibió notablemente en el área metropolitana. Si bien el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (Inpres) informó que el movimiento telúrico fue de magnitud 4,0, luego corrigió a 3,9. Tuvo epicentro 5 km al oeste de la Ciudad de Mendoza, 153 km al sur de San Juan y 29 km al este de Potrerillos.
En la escala de Mercalli, que mide la intensidad, la categoría fue de III a IV en la ciudad capital: “Lo perciben algunas personas en reposo, objetos colgantes oscilan”. En otras zonas de la provincia fue de II a III.
CUÁL ES LA DIFERENCIA ENTRE TERREMOTO, TEMBLOR Y SISMO
Las palabras “temblor” y “terremoto” provienen del latín y significan “movimiento o sacudida de tierra”, al igual que “sismo/seísmo”, que proviene del griego. Es por este motivo que los tres términos pueden ser utilizados como sinónimos.
Sin embargo, cualquiera de los tres términos implican descripciones y categorías diferentes a los fines prácticos: los especialistas remarcan que cualquier evento sobre 7,5 de magnitud es llamado terremoto, mientras que en torno a los 4,0 lo llamamos sismo o temblor (el de este jueves 26 de enero, por ejemplo).
Otro matiz para sumar al debate: un temblor es el sacudimiento del suelo que produce susto, pero no genera daño estructural. En tanto, un terremoto es el movimiento que produce el colapso de viviendas y pérdidas humanas (mayor daño, desde el punto de vista social y de experiencia).
CÓMO HAY QUE REFERIRSE A LOS SISMOS
Un error bastante común es referirse a los sismos en función de “grados en la escala de Richter”.
En realidad, la escala se dejó de utilizar en 1986. Lo que se usa ahora es, simplemente, “magnitud” para referirse a eventos telúricos actuales.
Entonces se considera incorrecto decir que un sismo “fue de 5,2 grados en la Escala de Richter”, empleando el término grado para expresar la magnitud, cuando esa unidad o término es propia de la medida de intensidades en la escala de Mercalli, en la que no existen valores decimales. En este último caso, la intensidad de un terremoto no está totalmente determinada por su magnitud, sino que se basa en sus consecuencias, empíricamente observadas.
¿Qué se debe decir? Pues “el sismo tuvo una magnitud de 3,5″, por ejemplo.