Este viernes a las 18 se presentará el Capítulo 4 de la serie “Restauración y Puesta en valor del Museo Emiliano Guiñazú. Casa de Fader”. Será de manera gratuita y podrá disfrutarse en el Canal YouTube Espacios Culturales Mendoza.
Esta nueva entrega abordará la “Historia del Edificio y de Fernando Fader” y estará a cargo de dos expertas, la mendocina Cristina Sonego y la italiana Valentina Ruggiero, quienes expondrán sobre la historia del edificio y del reconocido mundialmente Fernando Fader.
La historia entre sus muros
El Museo Provincial de Bellas Artes Emiliano Guiñazú – Casa Fader, concebido para una función activa como cátedra de arte, cuenta con colecciones originales de importantes artistas provinciales, nacionales y con reproducciones de cuadros y esculturas del arte universal. Lleva el nombre del extraordinario artista plástico Fernando Fader, quien pintó los maravillosos murales del hall y de la piscina interna.
La casona donde funciona fue donada por Doña Narcisa Araujo de Guiñazú, en 1945 y transformada con una original concepción de museo-parque (trazado geométrico de cipreses que forman salas al aire libre para la exposición de esculturas). Abrió finalmente sus puertas al público en 1951. En 1998, se declaran Bienes del Patrimonio de la Provincia de Mendoza el Edificio del Museo, su Parque y la obra de Fernando Fader, señal del reconocimiento oficial por el valor patrimonial que el Museo tiene para la vida de Mendoza.
Fernando Fader
Si bien Fernando Fader nació en Burdeos, Francia, el 11 de abril de 1882 y estudió en ese país y en Alemania, es reconocido por su trabajo en Argentina. Estudió pintura con Heinrich von Zügel, un amante de la pintura al aire libre, cuyos ejes temáticos eran los animales y la concepción naturalista del paisaje, derivados de la escuela de Barbizón, lo que se ve plasmado en gran parte de la obra de Fader.
En 1900, ganó una medalla de oro por su pintura Detrás del arco iris. En 1905, abrió su propia academia de pintura en la ciudad de Mendoza, junto a la fábrica de gas de su familia. Ese mismo año, tuvo lugar su primera exposición individual en Buenos Aires, en el Salón Costa. En este mismo salón volvió a exponer un año más tarde, el año en que contrajo matrimonio con Adela Guiñazú.
Participó del grupo Nexus, de temática localista y técnica que oscilaba entre el impresionismo y el academicismo, con Collivadino, Ripamonte, Bernaldo de Quirós y Emilio Caraffa. Nexus presentó tres exposiciones que abrieron el camino al Salón de Primavera de 1911.
Impulsado por su otra pasión, la ingeniería, invirtió toda su fortuna en una empresa hidráulica que lo llevó a la quiebra. Este duro momento económico coincidió con los primeros síntomas de tuberculosis, que lo llevaron a buscar el clima suave de las sierras de Córdoba.
En 1918 se instaló en la finca de Loza Corral, Córdoba, que sería su residencia definitiva. En 1924, la Sociedad Amigos del Arte organizó su primera exposición retrospectiva, en la que se mostraron cuarenta y tres de sus obras. Continuó pintando incansablemente, se presentó en numerosos salones y llevó a cabo exposiciones a pesar de su mala salud, que empeoró notablemente a partir de 1927.
En 1930 realizó la que fue su última exposición en vida. Su precario estado de salud le impidió trasladarse desde Loza Corral y la muestra se inauguró sin su presencia. En 1932, se inauguró, en las salas de la Comisión Nacional de Bellas Artes del Palais de Glace, una gran exposición retrospectiva que reunía ciento ochenta obras de Fader. Fuente Prensa Gobierno de Mendoza