La explotación de hidrocarburos no convencionales a través de la fractura hidráulica, conocida como fracking, es la que en estos momentos divide opiniones en Mendoza, y en cada una de las regiones donde se práctica este método de extración.
Por un lado el desarrollo económico para la provincia es el punto en cuestión para aquellos tienen como objetivo poner en funcionamiento el método, por lo que remarcan que no contamina si se controla correctamente. Pero, gran parte de la población, y más precisamente en lugares dónde la explotación de hidrocarburos es intensa, como el Sur mendocino, están en contra y afirman que pone en peligro el ambiente, principalmente un recurso estratégico como el agua.
A partir de su publicación en el Boletín Oficial por parte del gobierno de Mendoza, ya es una técnica autorizada y reglamentada, así lo estipula el decreto 248.
A diferencia de la producción de petróleo convencional, el fracking extrae hidrocarburos líquidos o gaseosos de la roca madre donde se produce. El proceso que culminó con este decreto se inició en julio de 2017 por un pedido de la empresa El Trébol para aplicar el fracking en una formación no convencional en el Puesto Rojas, Malargüe.
Por su lado, el Gobierno de Mendoza en relación a la probable contaminación del agua, uno de los principales cuestionamientos a la técnica, remarcan que los controles estarán a cargo tanto de la dirección de Protección Ambiental como de Irrigación. Como ejemplo, aseguran que el recurso hídrico que se utilizó en la prueba piloto fue un 70% de agua de la formación, que calificó como inservible, y sólo 30% de agua dulce.