Ante la posibilidad de que se implemente un impuesto al vino, bodegueros prefieren suspender inversiones que estaban ya planteados para Mendoza.
Marcelo Pelleritti, de la Bodega Monte Viejo del Valle de Uco, advirtió en declaraciones a Radio Nihuil que esta bodega de capitales franceses ha decidido cancelar un proyecto de inversión de 3 millones de dólares. Esta iniciativa estaba apuntada a la construcción de una bodega boutique de etiquetas de alta gama y a la plantación de viñedos en otro campo de 120 hectáreas. Además, se va a generar 80 puestos de trabajo directo.
"Estábamos haciendo una inversión de ampliación de la bodega, porque estábamos apostando a un cambio importante. Estábamos invirtiendo en un millón de litros, buscando hectáreas para comprar y la orden que recibí con mucho enojo es que se paren las inversiones hasta nuevo aviso. No se pretende invertir más, primero porque se pensaba que se iba a cambiar todo para bien pero lo peor que le podés hacer a un inversor es hacer cambios sin informarle. Si te van a cambiar el juego cada dos veces es imposible. Es un impuesto que va a perjudicar a todos los que trabajan dentro del área vitivinícola, turismo, gastronomía. Es un impuesto que hace muchísimo daño. Todo impuesto que llegó, se quedó, nunca más desapareció. Eso lo sabemos todos".
Lo más preocupantes es que no sería el único caso, desde una de las principales Cámaras de Bodegueros de Mendoza han manifestado que hay más empresarios vitivinícolas que están pensando en retirar inversiones o en el mejor de los casos, esperar y ver.
Susana Balbo, diputada nacional, se sumó a la polémica por el impuesto a la bebida nacional y remarcó que es importante participar de la mesa de negociación para lograr la extensión pero ve difícil que la industria vitivinícola obtenga un trato favorable o diferencial en ese asunto: "Esta reforma impositiva estaba guardada bajo 7 llaves, la conocía el Presidente y pocas personas. No me sorprendió demasiado, se veía venir que iba a haber un impuesto interno".
"Si no tenemos la posibilidad de impuesto a cero, lo cual lo veo difícil porque como se le aplica a tantos otros alimentos, actividades, etcétera, veo difícil que se nos haga un trato prioritario para nosotros. Tenemos que lograr que al menos quede absolutamente neutralizado con los otros beneficios de competitividad. Desde luego, el objetivo tiene que ser una tasa cero para que podamos negociar que sea razonable pero es insostenible el 10% o el 17%".