Julieta Silva llegó la tarde de este martes a su casa, en San Rafael, donde permanecerá en prisión hasta el juicio. Está acusada por la muerte de su novio, el rugbier Genaro Fortunato, tras atropellarlo con el auto la madrugada del 10 de septiembre a la salida del bar La Mona, en el sur mendocino.
La tarde de este martes el tribunal integrado por los jueces Alejandro Celeste, Jorge Yapur Meca y Néstor Murcia coincidieron en que no hubo dolo directo, es decir, que no tuvo intención de matar a Fortunato.
Inicialmente, la fiscalía acusó a la joven de "homicidio doblemente agravado por el vínculo y alevosía" -el cuál prevé la prisión perpetua- pero ahora, la Primera Cámara del Crimen pidió al Ministerio Público que la impute de "homicidio simple o culposo agravado".
En el caso de la primera alternativa, el delito se castiga con penas de 8 a 25 años, mientras que en el segundo de los casos las escala va de 2 a 5.
Fuentes judiciales informaron que en su fallo, los camaristas descartaron el agravante del "vínculo" ya que no dieron por probado que Silva (29) y Fortunato (25) hayan sido una pareja "estable y con futuro".
Además, la Cámara desestimó el dolo directo -la intención deliberada- por considerar que el auto ya se había alejado cuando Fortunato cayó al piso y que probablemente la joven no lo vio a raíz de que su visión estaba limitada por el empañamiento de los vidrios, la lluvia que caía, la disminución visual de la conductora -padece un astigamatismo de -3 en ambos ojos- y la iluminación.