Salinas del Diamante: un desierto blanco en tierras de caciques

A la vera de la ruta 144, que une a San Rafael con Malargüe, son un paisaje único.

Salinas del Diamante: un desierto blanco en tierras de caciques
Por aquellos au00f1os...

 Sólo un gran desierto blanco con una fina capa de agua. Al fondo, una vieja y abandonada estación de trenes que antecede en el paisaje al monumental cerro El Nevado. "Este año parece que tendremos una buena cosecha", dice Alberto López (49), pero no se ven viñas ni frutales.

Al oeste y a lo lejos, la cordillera de los Andes con sus picos nevados. Es que Alberto habla de la salina de más de 200 hectáreas que se extiende a la vera de la ruta 144 hacia Malargüe, a 67 kilómetros de la ciudad de San Rafael. Es una tierra de aborígenes, ya que supo ser propiedad del cacique Juan Goico.

Allí, en octubre se procede a levantar la sal en unas 80 hectáreas y a eso, precisamente, se le llama también cosecha. Sí hay una similitud con las zonas cultivadas pero de la Pampa Húmeda, por el tipo de maquinarias que se utilizan. Una motoniveladora chica raspa el suelo unos 10 centímetros formando un bordo que luego es levantado con una máquina similar a las cosechadoras de granos, y envía -por una cinta- la sal a un camión que hace el recorrido junto a ella.

Toda esta sal es trasladada a una parva de decenas de toneladas que esperarán uno de los procesos de envasado en bolsas de 50 kilogramos. "Somos 8 o 9 personas las que trabajamos aquí", continúa su relato Alberto. "Hay maquinistas, mecánicos y administrativos", dice.