Hacer vino es una tarea pesada en la mayor parte del mundo, al tener que lidiar con heladas, granizo, sequía o incendios, pero en ninguno es tan duro como en Mendoza, donde se confabulan todos estos fenómenos.
Aquí concurre "toda la gama de peligros naturales", además de los terremotos, que son frecuentes, según una investigación publicada este miércoles.
La región encabeza un nuevo índice de áreas vitivinícolas más afectadas por las inclemencias de la naturaleza.
"Vemos que Mendoza que tiene sismos, granizo, inundaciones, toda la gama de riesgos naturales (...) es el número uno", dijo James Deniell, del Instituto Tecnológico de Karslruhe, en Alemania, que colaboró en el estudio.
En segundo y tercer puesto se sitúan Georgia y Moldavia, respectivamente, "países que obviamente tienen un PIB más bajo pero en los que la contribución del vino al PIB es muy elevada", declaró.